Conductores de taxi de Santiago, sobre las quejas de los usuarios: «Estamos así por los autobuses urbanos y el tráfico»

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

Roberto Espel, Alberto Dosil y Marcelo Quintas, esta semana en Galeras.
Roberto Espel, Alberto Dosil y Marcelo Quintas, esta semana en Galeras. PACO RODRÍGUEZ

Un grupo de conductores independientes critican las recetas del Concello, señalando que su ejecución va a ser inútil en la práctica «se non é que crea problemas maiores»

25 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El sector del taxi lleva acarreando problemas en Santiago de Compostela desde hace ya años. Poco a poco comenzaron a notarse tras la pandemia, al son de la explosión turística que vivió y vive también toda la ciudad. Los usuarios comenzaron a notar esperas demasiado largas o ausencias de servicio, directamente, en las horas punta, sobre todo durante la temporada alta. Esta circunstancia ha cuadrado además con el declive del transporte urbano santiagués, que llevaba años avisando con numerosos achaques de vejez y de desactualización.

Para los taxistas, estas dos situaciones, cada una por su lado, han desatado una tormenta perfecta. En representación de algunos profesionales independientes, Marcelo Quintas, Alberto Dosil y Roberto Espel se manifiestan con el objetivo de poner los puntos sobre las íes en relación a algunas cuestiones que no se están teniendo en cuenta sobre el sector del taxi y sus problemas en Santiago.

«En primer lugar, pensamos que las medidas que están impulsando desde el Concello serán inútiles, puesto que pueden funcionar bien para la temporada alta, pero durante la baja esos nuevos taxistas no tendrán carga de trabajo más allá de las horas punta», señala, abriendo el melón, Marcelo Quintas. Con toda una vida dedicada al transporte, primero en su Uruguay natal conduciendo autobuses y desde hace quince años en Compostela desde el taxi, aporta ideas junto a sus compañeros mientras analizan entre todos su sector.

«Cando as licenzas xa non sexan interesantes, por se rebenta a burbulla turística que as podería manter, que vai pasar con elas? Vannos rescatar como aos bancos cando estalou a burbulla inmobiliaria?», se pregunta, con evidente ironía, Alberto Dosil. Bajo su punto de vista se debe contar con que la situación actual puede acabarse en cualquier momento «porque realmente existe unha alta demanda turística en todos lados, pero por experiencia sabemos que iso non vai durar sempre».

Justamente por ello reclama un estudio más intensivo por parte del ayuntamiento, que cuente con esta posibilidad. Sobre los contactos con él, este grupo de taxistas tiene programada una reunión con la alcaldesa para mediados de noviembre, que esperan sea «resolutiva y importante» de cara al final del conflicto actual.

Al respecto de los horarios fijados, otra de las medidas que impulsaba el Consistorio, se revuelven señalando que el Ayuntamiento no tiene poder para indicarles a qué hora deben trabajar. Por otro lado, apuntan también que sellar esta estipulación horaria «supone vestir un santo para desvestir otro», puesto que si se sacan coches del turno de día para ponerlos por la noche «puede ser que en las horas puntas, cuando todo el mundo trabaja, no haya suficientes taxis».

Identificando y solucionando los problemas

Estos tres taxistas ponen el foco sobre problemas diferentes de los que detectaron las instituciones. «En primer lugar, el servicio de bus, que en Santiago deja mucho que desear desde hace años y es el que debe dar respuesta antes que los taxis, que deberían ser un servicio exclusivo y puntual», apuntan los chóferes, con palabras de Marcelo Quintas.

Piensan que con una revisión de líneas y horarios del transporte colectivo muchos de los fallos que le ponen los usuarios al taxi se arreglarían, «puesto que a primera hora de la mañana llevamos a muchos trabajadores, por ejemplo, al polígono, ya que no tienen un bus que les sea útil». Realidades similares tienen los ciudadanos que trabajan en Compostela y viven fuera de ella. Ellos, por no aparcar su vehículo particular en la capital, deciden ir en autobús desde los ayuntamientos periféricos. «Me pasa con unos vecinos de Calo, que vienen en bus pero, cuando salen tarde de trabajar, han de volver en taxi porque los horarios del transporte público no les alcanzan para esas horas», indica Quintas. Justo por ello piensa que la gestión del autobús y su planificación requieren muchos cambios.

Por otro lado, el tráfico, que justo a esas horas punta es un absoluto caos. Argumentan que desbloqueando algunos giros que a día de hoy tienen prohibidos la cosa se solucionaría en parte, además de que reclaman una actualización de las ubicaciones de las paradas de Plaza de Galicia o de la estación intermodal, dos de las que no les permiten accesos y salidas ágiles y que para el caso son de las más reclamadas por los clientes.

«Por exemplo, na praza de Galicia de día, temos que meternos ás rúas do ensanche para poder volver á parada, xa que non temos permitido dar a volta completa á praza», lamenta Alberto Dosil. Otro caso es el de la estación de ferrocarril, «onde os pasos de peóns, en hora punta, téñennos parados durante minutos xa cos clientes cargados no coche e agardando polo seu destino, ao temo que estamos nós perdendo servizos».

Para arreglar todo ello apuestan por una revisión amplia del transporte, «algo que se traduzca en cambios y que cuente en el debate con las voces de todos los sectores, tanto el bus como el taxi, tanto el urbano como el interurbano y tanto el santiagués como el de Ames, el de Teo o el de Oroso».

«Vemos a las cooperativas como solución»

«Actualmente, deses cen que fixeron o exame do Concello para ser taxista en Santiago, tan só están traballando dous porque saben que non é un momento do ano interesante para o sector», señala Alberto Dosil. Bajo el punto de vista de estos tres profesionales deberían realizarse exámenes «baixo demanda, no momento no que un candidato quixera facelo e alixeirando os trámites burocráticos». Argumentan los conductores que, actualmente, «mentres que os aprobados esperan polos trámites xa teñen buscado outro traballo e deixan de lado o taxi, que hai que comer tódolos día».

Ellos apuestan por la creación de cooperativas de cuatro taxis y diez personas «como solución», siendo la licencia posesión de toda ellas. «De ese modo nos aseguramos que el taxi esté todo el día en la calle, sin necesidad de mandatos, puesto que cada uno de los taxis contaría siempre con dos chóferes y sus respectivos suplentes», subraya Quintas.

Por otro lado, apuestan también por la reunificación de las dos radios de taxi que hay a día de hoy en Santiago de Compostela para llamar, «xa que os usuarios do servizo chaman a unha e despois á outra cando ven que o coche non da chegado, algo que xera moitos problemas para os profesionais no día a día, facéndonos perder tamén outras carreiras», en palabras de Dosil.

«Estamos a roubarnos clientes uns aos outros, é coma chamar a dúas pizzerías a ver qué repartidor chega antes coa comida e ao outro non lle paga», añade Alberto Dosil, con el beneplácito de sus compañeros.