Vecinos de Campolongo, en el centro de Pontevedra: «Tenemos miedo y estamos cansados de ver tantos culos al aire en la puerta de casa»

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Denuncian la inseguridad y se unen a la recogida de firmas de las Galerías Oliva y A Ferrería contra la presencia de toxicómanos

09 abr 2024 . Actualizado a las 18:05 h.

Los vecinos y comerciantes de Campolongo ya no pueden más. Tampoco los de A Ferrería ni los de las Galerías Oliva. Todos se han unido para luchar de forma conjunta contra la presencia de toxicómanos e indigentes que se sientan en sus portales y generan altercados que les han hecho llamar a las puertas del Concello en más de una ocasión. Desde el Gobierno local prometieron más coordinación y más presencia policial en la última Junta Local de Seguridad de Pontevedra, pero a pie de calle la realidad no ha cambiado tanto como todos esperaban. Una de las vecinas de Campolongo, que prefiere no dar su nombre para evitar represalias, reconoce que viven atemorizados. «Tenemos miedo, estamos cansados de bajar al portal y solo ver culos», lamenta, antes de empezar a detallar cuál es el día a día de los vecinos de estos soportales próximos a un colegio público, una academia de inglés y un supermercado. «Hacen pis y defecan en la puerta de casa y notamos que cada vez son más violentos», añade.

Tanto esta vecina de Campolongo, como los comerciantes de la plaza de A Ferrería, coinciden en que hay más policía en la calle. Pero, ¿se ha solucionado el problema? En la zona de la plaza de Galicia reconocen que no. «Pasan en el coche patrulla, pero no bajan y eso a ellos les da igual», señalan. Es habitual que estén bebiendo cerveza desde primera hora en los portales de Augusto García Sánchez. De hecho, uno de los edificios ha comenzado a hacer obras en su portal para cerrarlo y evitar que entren y defequen en su interior. «El otro día uno de ellos le mordió en la mano a una vecina cuando fue al contenedor», recalca esta mujer, que siente miedo cuando baja a pasear el perro por las noches. «Cuando en un ascensor no hablas del tiempo y la única conversación que hay es si están o no en la puerta, es evidente que hay un problema grande», advierten desde uno de los edificios de Campolongo: «Estamos muy agobiados y hay gente que quiere vender ya su piso. Y yo lo entiendo».

Niños en el entorno

Es habitual que los indigentes y toxicómanos que escogen esta zona mantengan tertulias en los soportales, donde además suelen amontonar sus enseres personales. En las últimas semanas se han trasladado a la acera de enfrente porque es una zona más soleada y el bajo que hace esquina está vacío. La directora de una academia de inglés próxima, Raquel Bernárdez, se suma a esta protesta vecinal. Desde su centro se han puesto en contacto con los comerciantes de Galerías La Oliva para sumar firma que contribuyan a dar una solución. «Las familias se quejan porque sus hijos no tienen que ver cómo cagan en la calle. Por este centro pasan cerca de 400 críos a la semana», señala. Tanto ella como el resto de profesoras están hasta última hora y al igual que muchos vecinos, sienten miedo. «Después de todo el día bebiendo, a veces hay tensiones y se nos encaran», lamenta Bernárdez.

Tras las quejas de varias familias, desde esta academia se han unido a la recogida de firmas que impulsan en A Ferrería y las galerías porque «estamos desesperados y sentimos impotencia de que no se haga nada».

En la última Junta Local de Seguridad, el subdelegado del Gobierno, Abel Losada, expuso los datos recabados por la Policía Nacional, en los que en todo el 2023 y lo que va de 2024, hubo 75 intervenciones en el entorno de A Ferrería y de la calle Augusto García Sánchez, en Campolongo. En esa misma reunión dijo que «estes son os datos obxectivos, aínda que entendemos que a percepción social poida ser diferente».

A pie de calle

Esa percepción a pie de calle ha mejorado en el entorno de A Ferrería. Según explican los comerciantes, hay la misma presencia, pero menos actos violentos. Basta dar un paseo por la zona a cualquier hora del día para comprobar los corrillos que se montan en los Soportales.

Ayer, un grupo discutía sentado en la entrada de un edificio, junto a la cafetería La Pipa, mientras bebían cervezas. «Están algo más tranquilos, pero ayer recogí varias latas de cerveza que dejaron tiradas», comenta Ana Vázquez, que tiene la tienda de perfumes Equivalenza, en el bajo que hace esquina entre los Soportales y A Ferrería. Ella ha sufrido durante meses los alterados que montan bajo el edificio rehabilitado por César Portela, donde llegaron a pintar la fachada contra los vecinos. Tras la Junta de Seguridade, la Policía Local ha intensificado la vigilancia, pero son varias voces las que coinciden en que la patrulla en coche no es del todo efectiva.

El presidente de las Galerías Olivia, Toño Santiago, tiene sobre el mostrador de su librería la recogida de firmas. Calcula que después de unirse todos los vecinos de las zonas afectadas, pueden llegar al millar. «La próxima semana esperamos entregarlas en el Concello. Íbamos a acabar esta, pero como se unen los de la academia de inglés de Campolongo, aumentamos el plazo», calcula. En esta zona comercial es habitual que pernocte algún indigente, pero denuncian que en las últimas semanas hasta defecan en los pasillos. Así que Toño Santiago y otro comerciante acuden horas después de cerrar sus negocios para evitar que la galería se convierta en un asentamiento. «No pensamos solo en nosotros y en la galería, queremos el bien para toda la ciudad», dice en una mañana en la que anima a sus clientes a firmar para pedir más seguridad ciudadana en la calle.