Sobre el aburrimiento

Doktor Pseudonimus EL ZAGUÁN DEL SÁBADO

SOCIEDAD

28 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Contra lo que pudiera parecer aburrir es verbo que nada tiene que ver con ese ser entrañable y aburrido que es el asno. Pensamos que el burro se aburre porque trabaja y nunca sonríe. En el ser humano, el aburrimiento es un síntoma de eso que José Antonio Molina diagnosticó como el «síndrome de la voluntad perdida». Graham Greene cuenta en su biografía que, de joven, acabó yendo a un dentista para que le sacaran un diente sano, para tener algo propio que contar a los amigos. Y Simone de Beauvoir refiere que el escultor Giacometti el día que se rompió un brazo le dijo alborozado: ¡por fin me ha pasado algo! Algo que poder contar a los demás. Pero hay que andar con cuidado. Vivir del cuento es una falsa manera de vivir. Y uno no debe olvidarse de Norman Mailer quien en su día predijo el triunfo de Kennedy sobre Nixon, basándose en que se notaba claramente que Nixon era un «aburrido» y que Kennedy gozaba de la vida, que llevaba una vida «divertida». Algo que después algunos no le perdonaron.

Un sabio

Lo cuenta Cunqueiro en Laberinto y Cía. Todo lo que se le ocurre a Alfonso X el Sabio al venir a Galicia por pascua florida es pedir para comer un buen salmón y para beber buen vino de Ourense. Y pedir que el sermón del mestre Johan fuese breve. No en vano pasó a la Historia como Alfonso el Sabio.

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