En un país de censo menguante, con decenas de municipios que hacen cábalas cada verano para evitar el cierre de centros escolares, la construcción de un nuevo colegio es uno de los anuncios más gratificantes que puede brindar una administración. Tras años de espera, esta noticia se ha hecho realidad en O Milladoiro, Ames, donde la creación de nuevos equipamientos y servicios públicos se ha convertido en una fidedigna vara de medir la expansión del municipio. El nuevo colegio ocupará una parcela próxima a la que alberga el instituto de secundaria, ubicado prácticamente frente al centro de salud, instalaciones todas ellas de reciente creación y cercanas al terreno en el que se está edificando el centro juvenil. A este crecimiento de dotaciones y servicios públicos no es ajeno, desde luego, el otro núcleo principal del municipio, Bertamiráns, donde está en marcha la humanización de su almendra central y acaba de presentarse el anteproyecto para habilitar un mercado de abastos. Son servicios para una población que mayoritariamente tiene su vida laboral en Santiago, pero que ya no busca en la ciudad su primera opción de vivienda, bien en propiedad o en alquiler. El fenómeno demográfico de Ames se explica tanto por las decisiones que allí se toman como por las que adoptan en Compostela. Y esto ya no hay rotonda que lo frene.