De La Mezquita al Espía, cafeterías y bares que dejaron huella en Monforte

felipe aira

MONFORTE DE LEMOS

La memoria de locales que marcaron una época se mantiene viva décadas después de que cerrasen sus puertas

12 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay cafés que por la popularidad que tuvieron en su momento entre los monfortinos dejaron huella en la memoria local. El café bar Madrid-Sevilla —luego Rajo—, La Mezquita, el Submarino, el Soto, el Capitol, el Mario o el Espía fueron cerrando sus puertas en tiempos más o menos recientes, pero sus recuerdos todavía siguen muy vivos en Monforte.

Café-bar Madrid-Sevilla. Tuvo su época dorada en la década de los años 30, dirigido por su propietario, Emilio Rajo Rodríguez. Los aperitivos que servía, ofertados con el anglicismo de «lunchs», reunían a numerosos clientes. Estaba situado en la esquina de las actuales calles Huertas y avenida de Galicia, y contaba con una concurrida terraza que daba a la entonces avenida de Osma. Su actividad coincidió con una etapa gloriosa del Lemos. El campo de fútbol local, llamado Stadium, estaba situado a comienzo de la actual calle Ourense. Los días de partido eran cientos los seguidores que pasaban por delante, cruzando el puente de hierro. Antes y después de los partidos el bar Madrid-Sevilla se convertía en punto de encuentro y, en no pocas ocasiones, escenario de acaloradas discusiones futboleras. En el año 1936 fue escenario de una exhibición del campeón de España de billar americano. Posteriormente, pasó a denominarse Café Bar Rajo. Al fallecimiento de Emilio Rajo, su viuda continuó como propietaria. Era María Rodríguez de la Fuente. María, hija del comerciante local Jorge Rodríguez. La gestión recaería en sus hijos Victoriano y Jesús Rajo Rodríguez. El primero lo deja para marchar a Venezuela y el segundo paso a ser camarero y dejó la responsabilidad del negocio en otro hermano, Emilio Rajo Rodríguez, que estuvo al frente de local hasta su cierre a finales de la década de los años 80, tras una etapa de decadencia en la que estuvo frecuentado por personas vinculadas al consumo y tráfico de drogas. El local, adquirido por Héctor Santos Díaz Freire y Justo Paradela, sufrió dos incendios a finales de 1988.

La Mezquita. Ocupaba una esquina de la Cardenal con la avenida de Galicia. Tenía terraza y un patio con parral donde se instalaban mesas y sillas en las calurosas jornadas estivales. En su fachada a la calle Cardenal era habitual ver a los limpiabotas más populares de Monforte, que formaban parte de la imagen del establecimiento. De los bares cerrados hace ya décadas, es de los que se conservan mayor número de fotografías antiguas Su dueño era Manuel Domínguez Vázquez, casado en 1953 con Encarnación González Franco, de una conocida familia de Valverde. Su hija, María Dolores nació en 1960. Fallecido el dueño en 1964 y su esposa en 1974, en 1975 el consejo de familia de la menor acuerda sacar a subasta el traspaso del negocio. El tipo de la subasta era de 3.000.000 pesetas, de las que 2.700.000 correspondían al local y 300.000 a las existencias.

Bar Submarino. Sus dueños eran Nieves Rajo Rodríguez —de la misma familia que los propietarios del bar Rajo— y su marido Jesús López Salgueiro. Se encontraba en la calle Huertas, junto a la bajada del puente viejo. El hecho de que hubiese que descender casi una decena de peldaños para poder acceder al local, por debajo del nivel de la calle, no era ajeno a la denominación que recibió. Tenía grandes mesas de madera, asientos con respaldo y una barra a la derecha según se entraba. Mi padre me relataba que era un reputado local de comidas, especialmente por la carne guisada y los callos que elaboraba la dueña. De chavales íbamos con 25 pesetas en las tardes de verano a que nos sirviese un vaso grande de un refresco.

Café-bar Soto. Abre a mediados de los años 30 del siglo pasado en la esquina de la calle Ourense con la avenida de Galicia, donde ahora hay un bloque de viviendas con un bazar chino en el bajo. Enfrente, en la esquina de las calles Ourense y Chantada, estaba el originario bar Bosque. Los dueños del bar Soto fueron Juan Soto Rodríguez y Remedios Rodríguez Fernández, de Seoane.Las partidas de futbolín eran habituales, sobre todo los domingos, entre los niños del barrio.

Cafetería Capitol. Su dueño era Amando Alfredo Varela Méndez, casado con Juana Blanco Cachaldora. Situado en la calle Cardenal 47, junto al cine Capitol. Delante estaba la parada de taxis y era habitual que los clientes fuesen a buscarlos a la cafetería, donde estaban jugando la partidas. Tenía unas de las tapas más famosas que se recuerdan.

Bar Mario. Mario Diéguez y su esposa, Dolores, cogen en 1970 las riendas del bar hasta entonces denominado Pixolas. Dos décadas antes, en el mismo lugar, abriera sus puertas el originario local por iniciativa de un vecino Sindrán. Luis Rodríguez, antiguo policía local originario de Sober y recientemente fallecido, toma el relevo del negocio en 1956, manteniendo el nombre de Pixolas, que acabaría por convertirse en su mote. Mario Diéguez le pone su nombre al coger el traspaso. Jubilados Dolores y Mario, el negocio pasa a manos de su hija Eva Diéguez y de su esposo Antonio, que atienden el local hasta 1997, en el número 5 de Roberto Baamonde. Posteriormente, pasan al número 9 de la misma calle, hasta la jubilación de ambos, hace unos años y el cierre del negocio familiar.

Bar Espía. Desde la etapa de Alberto Presa, en tiempos del cine Barbagelata que estaba en sus inmediaciones, pasó por María Aurea Campos, Antonio Presa Campos, Antonio Presa Vázquez y Luis Presa Vázquez, que fue quién llevó el negocio familiar en los últimos años, hasta su desgraciada muerte en accidente de tráfico que coincidió con la romería de San Mateo. La imagen de la vendedora de las empanadillas o zocas del Espía, sentada delante del bar en una silla de madera, con un cesta de mimbre y su delantal, sencillamente, aún perdura en muchos monfortinos. La vendedora pertenecía a la familia de los Chiscos del Campo de San Antonio, mientras que la señora Dolores, esposa de Pepe Lucario, las elaboraba en su casa de los Abeledos.