«Cumplimos los objetivos, les salimos cinco años gratis, y ahora te dicen: ''Gracias bonita, y te vas''»

R. R.

SOCIEDAD

01 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«En estos momentos estoy en el paro. Y ya no soy un chaval. Tengo 41 años y, con mi vida hecha aquí, ya no me planteo regresar a Estados Unidos». A Javier Rodríguez, uno de los investigadores Parga Pondal de la Universidade de Vigo, le habían ofrecido hace cinco años un buen trabajo en la Universidad Internacional de Florida. Pero quería regresar a Galicia. Su caso es bastante parecido al de sus compañeros: profesionales formados en el extranjero, de entre 35 y 40 años, y que ahora, con hijos y familia, se encuentran con que la promesa de un retorno prometedor si superaban todas las evaluaciones se ha quedado en buenas palabras.

Es el caso de Montse Martínez, de A Coruña, a la que aún le queda un año de contrato, pero que ve complicado su futuro. Trabajó tres años en Alemania y cuando acabó se le ofrecieron tres posibilidades: quedarse con un nuevo contrato en Alemania, aceptar otro en Tarragona o presentarse al programa Parga Pondal en Galicia. Hizo lo último, ganó la plaza y ahora mira su futuro con incertidumbre. «Hemos cumplido todos los objetivos que querían, hemos trabajado cinco años en los que les hemos salido gratis a la Universidad y ahora nos dicen: ''Gracias bonita y te vas''. Ni siquiera nos dan la oportunidad de seguir saliéndoles gratis otros tres años más».

Volver a hacer las maletas

Manuel Leira Campos dejó atrás una estancia de seis años en Irlanda, donde el Trinity Collegue le había ofrecido un contrato en el que ganaría más del doble de lo que podría encontrar en Galicia. Pero renunció para regresar. «Quería volver a casa y me fié del compromiso de que era posible hacer una carrera investigadora en Galicia. Y ahora puede que me toque volver a hacer las maletas», se lamenta.

Los ejemplos se repiten en la reunión que La Voz mantuvo con doce de los investigadores que trabajan en la Universidade da Coruña. David Esteban, que trabajó en Italia antes de regresar a Galicia, asegura que el problema, en el caso de la Universidade da Coruña, no es el dinero, sino una mala planificación. «Nosotros hemos venido -dice- porque es la Universidad la que nos ha llamado pidiendo un perfil determinado diseñado por ellos mismos, y ahora dicen que les creamos un problema». Y en la misma idea abunda Marcos Lado, que vino de Israel: «Nos contratan porque hay un desequilibrio: faltan investigadores. Nos captan, nos pagan con fondos públicos y ahora, cinco años después, dicen que somos nosotros los que creamos el desequilibrio porque unas áreas crecen más que otras. Y eso es un error de planificación, no es nuestra culpa, porque nosotros hemos cumplido». El problema, dicen, más que su situación, es la imagen que se ofrece del programa Parga Pondal, que puede disuadir a los jóvenes de seguir la carrera en Galicia. «El mensaje que manda la Universidad a los nuevos investigadores es licénciate y márchate. Y, si te va bien, no vuelvas», relata Olga Blanco, que antes trabajó en California.