«Poder interpretar lo que ve el cerebro tiene un potencial clínico que beneficiará a muchas personas»

Guillermo Pardo

SOCIEDAD

07 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Rodrigo Quian Quiroga estudió Física en la Universidad de Buenos Aires y se doctoró en Matemáticas Aplicadas en Luebeck (Alemania). Tras realizar un posdoctorado en el también alemán Centro de Investigación Juelich, amplió su formación en el Instituto Tecnológico de California (Caltech). Hoy, a sus 40 años y desde hace cuatro, forma parte del cuadro científico de la Universidad de Leicester, donde es profesor de Bioingeniería, jefe del grupo de bioingeniería y del laboratorio de neuroingeniería. Su bisabuelo, Lope Quian de Oya, era gallego de Oia. Tras casarse con la pontevedresa Amalia Bicetto Fábregas, emigró a finales del siglo XIX, con su familia, a Argentina, donde tuvieron a Octavio César Quian, quien a su vez tuvo otros dos hijos: Tomás Quian y Hugo Lope Quian Quiroga, padre del doctor.

-¿Ha estado en Galicia?

-No. Pero me encantaría visitarla y profundizar en su conocimiento y en el de mis antepasados. Colegas gallegos me han invitado a que vaya a conocerla y a probar su buena cocina.

-¿Qué posibilidades tiene «leer» el pensamiento?

-El hecho de poder leer lo que ve el paciente en su actividad neuronal tiene un gran potencial clínico. Por ejemplo, podría usarse para que pacientes en estado de coma, como Terry Schiavo, puedan comunicarse con el exterior o para desarrollar prótesis controladas por el cerebro para pacientes con parálisis.

-¿Qué cuestiones éticas habría que resolver antes de hacer esta clase de implantes?

-Lo fundamental es que tiene que quedar muy claro que una eventual intervención quirúrgica tendría un gran beneficio para el paciente. Creo que por el momento no se justifican este tipo de intervenciones, salvo en casos excepcionales, como el de pacientes epilépticos candidatos a cirugía, aunque un grupo de EE.?UU. ya hizo el año pasado un implante a un enfermo.

-¿Podemos hablar ya de aplicaciones clínicas?

-Tal vez sea un poco pronto, pero, como mencionaba antes, tiene un tremendo potencial clínico que podría beneficiar a muchas personas. Más allá de las posibles aplicaciones clínicas, este tipo de predicciones nos ayudan a entender cómo codifica la información el cerebro y cómo la guarda en la memoria.

-¿Puede decirse que las neuronas tienen vida propia, actividad individual o bien que actúan únicamente mediante estímulos externos?

-Obviamente hay una actividad espontánea. Si cerramos los ojos y nos tapamos los oídos, más allá de que en principio es imposible suprimir todos los estímulos externos, el cerebro sigue funcionando y las neuronas continúan disparándose. No necesito ver una foto de mi madre para acordarme de ella. El cerebro puede traer al consciente el recuerdo de mi madre.

-¿Podrán clonarse neuronas? ¿supondría eso, por ejemplo, que se podrían trasladar sueños a cerebros ajenos?

-No creo. Las neuronas humanas son más o menos del mismo tipo e iguales a las de monos y ratas. Ya hay gente que ha desarrollado chips que imitan las actividad de miles de neuronas. Lo particular y distinto entre las neuronas de los animales y las de los humanos es la organización y conectividad de las segundas.