Eneko Bóveda, final de trayecto

TORRE DE MARATHÓN

Eneko Bóveda, durante un entrenamiento con el Deportivo
Eneko Bóveda, durante un entrenamiento con el Deportivo Gonzalo Barral

Con el adiós del zaguero, el Dépor pierde al único jugador que había completado el recorrido desde Primera y a un futbolista apreciado por compañeros y técnicos

08 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Una situación contractual y muchas situaciones casuales». Todo eso, admitió a la grabadora, vinculaba a Eneko Bóveda al Deportivo. Liquidado el pormenor —un tendón roto, el desquite al cabezazo desviado de Marí o la cuadrilla armada junto a Sabin, Ager y Peru en «los momentos más felices» en la carrera del zaguero vizcaíno— resolver el papeleo ha sido mucho más sencillo. El año de contrato se esfumó de mutuo acuerdo. El club gana una ficha y algo de margen salarial; el futbolista, otro destino. Lo que se pierde se capta mejor si se prescinde de prejuicios. Al material de apoyo para entender el valor del defensa han querido contribuir su último entrenador y uno de sus compañeros de caseta y pupitre.

Rubén de la Barrera hizo de Bóveda un indiscutible y razonaba así el motivo ahora que su traslado a Albacete no condiciona el análisis: «Añade valor a cualquier vestuario, sea del tipo que sea, y uno lo siente desde el primer momento. Tanto con Fernando como conmigo, su apoyo al entrenador se percibió enseguida. Un respaldo que le llega también a toda la gente del club y a los jugadores; los que tienen experiencia y los chicos jóvenes. Su aportación en el día a día es del todo indiscutible».

El técnico coruñés considera que la calidad humana del lateral condiciona su rendimiento en el césped. «Futbolísticamente me parece fiel reflejo de lo que es como persona: alguien sumamente inteligente, emocional, sensible, y con un grado de conocimiento del juego clave para cualquier entrenador. Considero que hubo dos jugadores fundamentales a la hora de mejorar nuestra capacidad de presión en los últimos meses de competición. Uno fue Álex Bergantiños y otro Eneko. Posicionalmente es muy bueno y tiene una comprensión del juego que traspasa su posición. En el apartado ofensivo y en el juego con balón es mucho mejor de lo que la gente se pueda creer», sostiene el actual míster del Albacete. «Se adapta a cualquier tipo de contexto y es muy eficaz para el equipo. Y en el momento en que decida dejar de jugar para pasar al otro bando no tengo ninguna duda de que va a aportar muchas cosas», redondea.

Para ese cambio de bando que conduce al banquillo, Bóveda se ha estado preparando también en A Coruña, recorriendo los tres niveles del curso de entrenador. En las clases para ocupar el área técnica coincidió con Celso Borges, doblando así el contacto con el tico y convirtiéndolo en uno de los más afectados por la despedida. «Es una pérdida importante. Una referencia para todos. Un ejemplo de profesionalidad dentro del vestuario. Aconsejaba a la gente joven, pero también a quienes teníamos más experiencia. Era nuestra voz de la sabiduría», apunta el internacional desde su concentración con la selección de Costa Rica para disputar la Copa Oro.

«Deja un espacio difícil de llenar»

«Pude forjar una bonita amistad. Era mi compañero también en los cursos de entrenador y siempre teníamos ocasión de hablar un poco de fútbol», prosigue Borges, tocado por el anuncio de la salida: «Me pone triste; es una persona fiel, leal y siempre dispuesto a trabajar. Tenía una disposición al trabajo contagiosa».

«Para el equipo y también a título personal deja un espacio difícil de llenar», lamenta el centrocampista al referirse al desenlace de la carrera de Eneko Bóveda en A Coruña. Se va el único, entre técnicos, jugadores y directivos, que acompañó al Dépor durante toda su caída desde Primera. Tres cursos y medio, 77 partidos. «Han sido años de emociones fuertes, situaciones inesperadas, objetivos no cumplidos, crisis, cortas pero intensas alegrías, y mucho desgaste», resumía en su carta de despedida.

«Por encima de todo, me gustaría tener unas palabras de sincero agradecimiento a todos aquellos que con detalles del día a día han cuidado de mi pequeño equipo, que han puesto su esfuerzo y corazón para que nos sintiéramos en casa. El club sigue su camino —cerraba el mensaje—. Con trabajo, proyecto y tiempo volverá a un lugar de prestigio. Y nosotros volveremos para saludar a nuestros amigos». Atrás queda algo más que un carril vacío.