Cabeza amueblada para el Dépor en un césped con mala reputación

L. Balado

TORRE DE MARATHÓN

LOF

Con una medidas prácticamente idénticas a Riazor y hierba artificial de última generación, los que conocen el campo del Guijuelo priman la fortaleza mental

18 nov 2020 . Actualizado a las 22:40 h.

Programados para la misma hora, el Fabril de Valerón termina su entrenamiento un rato antes de que lo haga el primer equipo. Los jugadores del filial desfilan hacia los vestuarios y echan un vistazo a lo que sucede en el campo 2 de Abegondo, donde el conjunto de Fernando Vázquez ensaya jugadas que finalizan en un centro tras otro. Algunos se quedan un rato a mirar y casi todos comentan algo de pasada. «Juegan en Guijuelo, van a flipar. El césped... Es como pisar esto», dice uno de ellos mientras clava los tacos en la tierra.

Por segunda vez en lo que va de temporada, el Deportivo jugará en un campo de césped artificial. El municipal de Guijuelo —desde esta campaña rebautizado como municipal Luis Ramos— es un campo con una única tribuna de menos de 500 asientos y rodeado en el resto de sus lados por una tapia que genera sensación de cerrazón y que lo deja expuesto a los elementos. «Es un campo muy abierto por tres de sus costados. Entra el frío y el viento. Cuando pega, los rivales sufren. Dependiendo del día, llega a hacerse desagradable jugar». El que habla es Miguel Escalona, exportero del Racing de Ferrol, del Lugo y también del Guijuelo. Escalona, hoy miembro del cuerpo técnico del Elche en Primera, no olvida sus años en la división de bronce y cree que la clave pasa por afrontar el duelo con una mentalidad positiva y un mensaje práctico: «En Segunda B, no todos los días puedes jugar en Riazor».

No obstante, y aunque el terreno pueda igualar fuerzas, el arquero es de la opinión de que «los buenos son buenos en cualquier superficie» y ve al Dépor favorito. Aunque, como siempre en esto, entrará en juego el componente azaroso: «Depende del día que haya, los jugadores del Dépor no estarán acostumbrados a ese entorno. Si el Guijuelo hace un buen partido, si les va saliendo todo, a veces un futbolista de un nivel superior tiende a desear que todo pase cuanto antes, intentar rascar algo y, si no, ‘‘vámonos para casa’’».

Escalona no llegó a conocer el municipal tras la última reforma, que aun no ha cumplido diez años y que aumentó un poco las dimensiones del césped hasta dejarlo en los 104 x 68 metros de la actualidad (solo un metro más corto que el verde de Riazor). El que lo conoce de sobra es Jonathan Martín, capitán del actual equipo y exjugador del Racing de Ferrol, que se encarga de espantar falsos mitos.

«Lo suelen catalogar como campo pequeño y de hierba artificial mala, pero no se corresponde con eso. No tiene las medidas de Riazor o A Malata, pero no es un campo pequeño. Y comparado con los campos de hierba artificial que hay por ahí... No es eso. Lógicamente tiene un machaque, porque solo tenemos ese campo. Pero no está nada mal y cuando llueve y coge humedad, el campo es rápido», explica. Comenta que, aunque evidentemente es una zona de frío —«es un sitio elegido para curar jamones por algo»—, de momento las temperaturas están siendo agradables y recuerda que, aunque él se rompió la rodilla sobre ese césped hace 8 años, «también he visto rompérsela en campos de césped natural a otros compañeros».

Explica que el césped sintético de última generación con base de caucho amortigua mucho más los impactos. Una opinión que comparte Adri Cruz, actual futbolista del Pontevedra, con pasado en el club guijuelense.

Pese a lo que se habla de ese estadio, el granate incide en que, no solo el césped artificial no es tan malo, sino que además el equipo intenta proponer buen fútbol. Nada de limitarse a sacar partido a un supuesto terreno de juego arisco que tiene peor fama de la que merece.

El Guijuelo solo ha conseguido sumar puntos como local

El Guijuelo es el séptimo clasificado en el subgrupo con cuatro puntos sumados en cuatro jornadas, una puntuación que ha logrado gracias a una victoria y un empate ante Salamanca y Celta B respectivamente en los dos partidos que ejerció como local. Sus dos salidas en esta temporada —a Zamora y a San Lázaro— se han saldado con sendas derrotas.

El Guijuelo se hace fuerte en su casa. Al igual que le pasa a la mayoría de los equipos, recuerda su capitán. «El Deportivo seguro que nota el cambio, acostumbrado a jugar en Riazor y a entrenar en Abegondo, pero como nosotros lo notamos también cada vez que nos toca jugar de visitantes», explica con sensatez Jonathan Martín.

Vuelve Lolo Pla

El fichaje estrella del Guijuelo en esta temporada, el delantero Lolo Pla, volverá a jugar este domingo tras perderse las tres últimas jornadas por lesión. El futbolista extremeño, que llegó a debutar en Primera en las filas del Valladolid y posteriormente militó en el Lugo y subió a Segunda en las filas del Cádiz y el Elche, se está entrenando con normalidad tras superar unas molestias en el pie.

Abad: «Vamos a intentar hacer nuestro juego»

A Carlos Abad, portero del Deportivo, también habló ayer sobre la superficie artificial del campo del Guijuelo y afirmó que la Segunda B es una «categoría de barro» que demanda «remangarse» para conseguir el objetivo.

«Vamos a intentar hacer nuestro juego, pero las condiciones nos van a limitar. Ante Unionistas, lo intentamos y pudimos sacar los tres puntos», declaró.

El césped artificial no solo supone un hándicap para los jugadores que están acostumbrados al natural, sino también para los guardametas. «Nosotros, los porteros, notamos mucho la superficie en golpeos, en los apoyos también, y al defender un tiro el balón rueda diferente, más rápido o más lento con un bote más o menos picado», razonó.

Reaparece Borges

Tras jugar dos compromisos con su selección, Celso Borges se incorporó ayer a los entrenamientos en una sesión suave junto al readaptador Fran Molano. Salva Ruiz y Eneko Bóveda, por su parte, ya tienen el alta médica y completaron la sesión con normalidad.