Afundación amplía su programa para mayores Coñecendo as emocións a otras entidades: «Se les abre un mundo nuevo»

Tamara Montero
Tamara Montero SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Sabela Couceiro, coordinadora del Área de Maiores de Afundación (izquierda) y Sara Masillas, coautora del programa Coñecendo as emocións e investigadora de Matia Instituto
Sabela Couceiro, coordinadora del Área de Maiores de Afundación (izquierda) y Sara Masillas, coautora del programa Coñecendo as emocións e investigadora de Matia Instituto PACO RODRÍGUEZ

Generando grupos seguros y cómodos, las personas de la tercera edad pueden abordar temas que les interesan, aprender a gestionar emociones y mejorar sus redes de apoyo

01 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un ambiente cómodo, cercano y seguro en el que las personas pueden reflexionar, tejer nuevas redes de apoyo, comprender y regular las emociones, mejorar la expresión emocional y con ello las relaciones personales y la autoestima. Poder hablar de cosas que son importantes para ellos y ellas y seguir creciendo personalmente. En eso consiste el programa Coñecendo as emocións que la Obra Social de Abanca, en colaboración con Matia Instituto, lleva ya tres ediciones y que ahora se abre a otras entidades sociales para que puedan ponerlo en marcha con el acompañamiento de Afundación.

Santiago acoge este jueves una jornada en la que se presenta la metodología y los resultados de este programa, cuyo indicador más potente es que «todas las personas que entrevistamos quisieron repetir, quisieron más contenido y más profundo. Creo que eso es un indicador de que el programa aporta», explica Sara Masillas, investigadora de Matia Instituto y coautora del programa.

Aporta no solo en aprendizaje sobre las emociones, conciencia y comprensión y sobre todo en generar un grupo en el que las personas se sienten seguras hablando de cosas que son importantes para ellas. «Se les abre un mundo nuevo», explica Sabela Couceiro, coordinadora del Área de Maiores, que también apunta a que hay diferencias entre ellas y ellos. La mayoría de participantes son mujeres y una de sus demandas es aprender a poner límites sin sentir culpa. Ellos se abren a una expresión emocional que les ha sido vetada gran parte de su vida.

«Lo que tiene también de valioso este programa es que se adapta a la casuística que las personas mayores han ido queriendo trabajar», matiza Couceiro. Es decir, el marco teórico que se propone se adapta a la realidad, al día a día. A las demandas de las personas participantes. En eso tiene también una labor fundamental la figura que encarna Mercedes Garnelo, coordinadora del Espazo +60 de Ferrol y de la nueva etapa de Coñecendo as emocións y facilitadora, o lo que es lo mismo, una especie de traductora de la propuesta teórica y de eslabón conector: «Es muy habitual el comentario de que yo nunca había hablado de esto. Bueno, pues ahora es el momento».

Poder expresar cosas que nunca habían dicho y darse cuenta de que no son las únicas personas que pasan por eso, «reafirmarse lo que el otro cuenta, sentir que no te pasa a ti solo, es muy importante», dice Couceiro. De esa cohesión de grupo surgen también redes de apoyo  más allá del programa. En la mayor parte de los sitios «siguen quedando, siguen reuniéndose», a lo mejor para tomarse un café en el Espazo +60 de forma periódica. «Sucede a menudo en actividades grupales, pero en este caso mucho más por todo lo que se comparte», afirma la coordinadora del Área de Maiores.

«En los grupos tenemos perfiles de todo tipo», explica Mercedes Garnelo. «Hay personas que se centran más en problemáticas de sentimiento de soledad o de desvinculación, pero otros tienen problemas de otro tipo». Surge entonces el concepto de edadismo, de una discriminación social por la mera razón de cumplir años. Como todos los ismos, necesita primero de un conocimiento y una reflexión para identificar un mismo esas situaciones. «Mucha gente sí siente un rechazo claro a cómo son tratadas las personas mayores en general y no se identifica con esos patrones, con eso que están contando de lo que son las personas mayores», aclara Couceiro. No se identifican con el estereotipo de persona mayor que muchas veces prevalece en la sociedad.

«El conocimiento y la gestión emocional es un ámbito que no hemos tenido mucha oportunidad de conocer. Y las generaciones que ahora son mayores tienen un conocimiento menor porque han tenido menos oportunidades», explica Sara Masillas. En el proceso de envejecimiento también se produce de forma natural «una regulación más pasiva, en el sentido de que no te enfrentas quizá a situaciones que te provocan estrés o no prestas tanta atención a estímulos que provocan un poco más de malestar».

Eso no quiere decir que no haya eventos más difíciles de gestionar, como la pérdida de redes de apoyo o el reajuste necesario que hay tras la jubilación. Existe una regulación natural, pero el programa permite trabajar desde la parte consciente: comprender por qué han sucedido según qué cosas, saber qué significa y cómo se pueden utilizar para mejorar relaciones sociales y desarrollar las herramientas para enfrentarse a situaciones.