El debate sobre el uniforme: «Para muchos padres es cómodo, pero en un público no puede ser obligatorio»

Marta Otero Torres
marta otero LA VOZ

SOCIEDAD

Martina Miser

Francia realizará un ensayo el curso que viene para imponer su uso en los centros públicos

18 dic 2023 . Actualizado a las 15:19 h.

Francia anunció esta semana que el curso que viene realizará un ensayo para instaurar el uniforme obligatorio en los centros públicos. La medida tiene un triple objetivo: luchar contra la desigualdad social y el acoso escolar en los centros de enseñanza y fomentar la laicidad. Aunque las realidades son distantes, en Galicia hay ya muchos centros públicos en los que los padres optan por este sistema, pero eso sí, de forma voluntaria.

Sin embargo, desde ANPAS Galegas, están totalmente en contra de esta medida. «Na directiva aínda estivemos falando hai uns días —explica su presidenta, Isabel Calvete— e estábamos todas dacordo en que o tema da uniformidade nos colexios públicos non nos parece axeitado para os nenos, porque a roupa é tamén unha forma de libertade, de definir a personalidade dos nenos e as nenas ¿Por qué imos encasillalos?». También considera que sería un gasto para las familias totalmente innecesario. «O ensino gratuito ten que ser gratuito, bastante desgracia temos con ter que pagar os libros, o material escolar e demáis».

Esta postura es diferente a la de Escuelas Católicas, Cofapa o la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), que están a favor de que se utilice el uniforme en los centros. En su caso, la mayoría concertados o privados, pero en muchos públicos también se ha impuesto, ayunque las ANPAS Galegas aseguran que no es una petición habitual. «A nós como confederación non nos chegan estas peticións —asegura Calvete—, e non é un tema que preocupe as familias. Hai cousas máis importantes para os pais, como os temas de acoso, os protocolos, a calidade da comida, o transporte e este tipo de cousas».

Para Ana Pravia, psicopedagoga, el uso del uniforme tiene pros y contras, para mucha gente puede «ser más cómodo, pero en un público no puede ser obligatorio». Entre las ventajas de usarlo está «el ahorro de tiempo y de carga mental, sobre todo para las madres a la hora de vestir a los niños —asegura—. De lunes a viernes llevan el uniforme y los padres no tienen que pensar qué le dejan a los niños para que se vistan». Ni tampoco pelearse con ellos. Otro argumento es el de la reducción de las diferencias y desigualdades sociales, al ir todos iguales se evitan comparaciones por las marcas de ropa «y se crea un sentimiento de pertenencia y cohesión de grupo».

María Pedreda

En contra de su uso hay un argumento de peso: «No fomenta el desarrollo de la personalidad de los críos. Una de las maneras de expresarte es por cómo vistes. Con el uniforme se reduce la creatividad de poder combinar y la libertad de expresión de personalidad», añade Pravia. También se habla del fomento de los estereotipos, «porque las niñas van con falda y los niños con pantalones, por eso muchos públicos algunos optan por el chándal y así no hay falda para ellas y pantalón para ellos, ni niños con el pantalón corto a unas edades a las que ya no los llevarían».

Para esta experta, es una decisión personal. «Cada uno hace lo que le conviene familiarmente: si te interesa un cole por razones académicas y exige uniforme, pues aceptas el uniforme porque viene el pack completo».

Hay otro argumento más polémico, el que habla de que la uniformidad puede evitar el bullying. «Exponerte a que haya gente que no vista como tú y que la tienes que respetar, igual también les vendría bien a los niños. Si esa es una razón para imponer el uniforme parece un poco burbujita».

De Francia a Cuba, la misma idea con distintos gobiernos

El origen del uniforme escolar no está claro, pero el primer uso registrado de un «traje académico» data de 1222, cuando Stephen Langton, el entonces arzobispo de Canterbury, ordenó al Concilio de Oxford que sus alumnos vistieran la cappa clausa, una prenda parecida a una túnica que se convirtió en el accesorio principal de la vestimenta académica en las universidades de Oxford, París y Bolonia. En el siglo XIX se convirtió en un rasgo distintivo de los colegios de prestigio en el siglo XIX, y comenzó a extenderse a las colonias británicas y a otros países. Pero lo que se consideró en su momento un símbolo elitista fue adoptado también después por muchos países comunistas, como por ejemplo Cuba, que lo implantó en los centros escolares como una medida igualitaria.

Ahora Francia se plantea su uso obligatorio para «fomentar el respeto», ante los graves problemas de disciplina que viven los centros educativos. «El uso del uniforme en la escuela es una piedra en el edificio quizá, para una vuelta a los valores, al orden y al respeto en los centros escolares», aseguraba Arnaud Robinet, alcalde de Reims, localidad que comenzará en septiembre a aplicar esta medida de forma experimental. Robinet considera que sería bueno experimentar el uniforme tanto en los colegios del centro de la ciudad como en los barrios conflictivos de la periferia. «El uniforme puede permitir anular las diferencias sociales y a veces las comunitarias y desarrollar el sentimiento de pertenencia a un equipo», explicó Robinet en declaraciones a FranceInfo.

En otros países europeos ya hubo intentos de implantar uniforme obligatorio, no exentos de polémica. Hace unos años en Italia, el entonces ministro del Interior, Matteo Salvini, apostó por implantar el babi obligatorio en los colegios para favorecer mayor «orden y disciplina», lo que generó polémica en algunos sectores de la sociedad porque el uniforme escolar obligatorio recordaba en el país a los tiempos de Benito Mussolini.