Las quejas de los exalumnos del Centro Superior de Hostelería de Galicia, en Santiago, sobre su sector: «Non atopamos empregos que precisen tanta formación como temos»

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

Alumnos del CSHG durante una de sus prácticas, en una fotografía de archivo.
Alumnos del CSHG durante una de sus prácticas, en una fotografía de archivo. SANDRA ALONSO

Se ven forzados a emigrar hacia territorios donde la actividad turística está más desarrollada y abundan los hoteles y restaurantes de nivel

07 oct 2023 . Actualizado a las 21:36 h.

La excelencia hostelera de Galicia se forma en el Centro Superior de Hostelería de A Barcia (CSHG), en Santiago de Compostela. Poca gente duda de ello, teniendo en cuenta que no es extraño encontrarse a profesionales egresados de esta institución en cualquier hotel o restaurante del mundo. Ahora bien, lo tienen más complicado para ejercer en su tierra, donde no encuentran establecimientos que deseen sus servicios, viéndose en la obligación de emigrar para no caer en trabajos precarios o en el tan temido paro juvenil.

«A educación é moi boa, diso non hai dúbida, e as prácticas tamén, de tan abundantes como son», indica Alberto Mata, que se graduó en el 2022 del Grado en Gestión de Empresas Hosteleras, con mención en Dirección Hotelera. El joven continúa su valoración: «Agora ben, penso que tería que estar máis próxima aos modos de traballo actuais, máis mecánicos e automatizados, ademais de que as prácticas moitas veces son sen remunerar, algo que lles fai perder atractivo».

En este sentido, apunta Mata que tuvo que soportar períodos de formación en los cuales compartía alojamiento con otras doce personas disponiendo de tan solo un baño y sin sueldo, tan solo esa precaria alternativa ocupacional. Esto le ocurrió concretamente en Benicarló, en un hotel que tenía vínculos para reclutar becarios con el CSHG, y del cual escapó tras diez días de estancia «porque aquilo era insoportable».

A pesar de la dureza de las afirmaciones, estos «detalles» no son los principales problemas para Alberto Mata, pues él sitúa las carencias del sistema más tarde, ya con el título en la mano, analizando el sector hotelero: «En Galicia non temos espazo para traballar nos postos que precisan tanta formación como temos, tan só hai traballo nos postos de base». Carlos Gómez Pita, compañero de promoción de Alberto, concuerda con él, destacando que encuentra el mercado gallego completamente copado, «ao non existir moitos hoteis de catro ou cinco estrelas, que é para o que en teoría nos forman».

«Se falamos de traballar no estranxeiro, ou ata no resto do Estado, as cousas son moito máis sinxelas e existen moitas máis oportunidades», según el criterio de Pita, «sobre todo naquelas zonas onde o turismo está verdadeiramente desenvolvido e non en desenvolvemento, como é o caso galego». Si quieren quedarse aquí, temen, no les queda otra que amoldarse a puestos de menor nivel que para los que recibieron formación, que los catalogan como directivos hoteleros.

Alberto Mata y Carlos Gómez Pita, exalumnos del Centro Superior de Hostelería de A Barcia.
Alberto Mata y Carlos Gómez Pita, exalumnos del Centro Superior de Hostelería de A Barcia.

«En Galicia hai moitos profesionais, pero aquí a xente non ten formación nos postos de base, pois búscase sacar o traballo para diante como sexa e non se adestra á xente, de xeito que case todos os candidatos obteñen emprego», critica Alberto Mata, que ve la situación en Santiago un poco mejor que en el resto de Galicia. En la capital, «polo menos, os postos de responsabilidade están ocupados por xente formada de maneira axeitada». El efecto que se produce, por tanto, deja a la hostelería carente de una especie de justicia estudiantil, en la cual, quien más estudia y se forma, mejores trabajos consigue.

Es una visión con la que coincide Pita, que ubica el principal problema para el empleo «na carencia enorme de hoteis e restaurantes». Para potenciar este sector, y tener profesionales como él o Alberto Mata cabida en Galicia, «sería necesario un tirón no turismo de calidade, é dicir, apostar polos establecementos de certo nivel, aínda que se paguen máis caros por parte do cliente».

¿Cómo es la hostelería que «rechaza»?

La pregunta que ronda la cabeza de estos dos exalumnos del CSHG, tras pedir un turismo de mayor calidad, tiene que ver con con el tipo de hostelería que abunda en Compostela y en el resto de Galicia y los cambios que puede sufrir en el futuro. Por el momento la ven «medrando ao son da boa sona que está a coller Galicia como destino turístico, algo máis que positivo», en palabras de Carlos Gómez Pita. «Agora ben —insiste el joven— iso de insdustrializar o sector, iso que está a suceder en cidades como Barcelona ou Madrid, non está a pasar nas capitais galegas, a pesar de que é algo que o fai ser moito máis cómodo e atractivo para o traballador, que pasa a ter horarios establecidos e que permiten conciliar, sen facer as doce horas que se facían antigamente».

«Falta aínda profesionalización, a pesares de que estamos en mellores condicións que as que estou a ver eu aquí, en Canarias, a onde me vin traballar ao non atopar nada do meu en Galicia», expone Alberto Mata. En su opinión, el turismo de Compostela no es para hoteles caros «e iso nótase tanto no tipo de negocios que hai coma nos soldos e condicións dos traballadores, que non chegan a superar os mínimos que marca o convenio».

Una imagen de archivo que retrata una práctica en las cocinas de A Barcia.
Una imagen de archivo que retrata una práctica en las cocinas de A Barcia. SANDRA ALONSO

Esta situación «borra a ilusión dos novos profesionais ben formados e motiva que aqueles traballadores que non teñen nin interese nin estudos relacionados coa hostelería acaben fuxindo dela cara a sectores máis amables», bajo el punto de vista de los jóvenes. No les quita la razón Thor Rodríguez, presidente de la Asociación Hostelería Compostela, a pesar de que no ve tan dramática la situación, ya que afirma que cada vez se buscan más perfiles formados, como los suyos. «Tenemos que darnos cuenta del tipo de negocios que hay en Santiago, donde predominan los hoteles pequeños y los hostales… Entiendo que da pena, pero el mercado por ahora es el que es y no requiere puestos donde es tan importante la formación».

Se mueve en la misma línea Xosé Merelles, director de Turismo de Galicia y responsable máximo del Centro Superior de Hostelería de Galicia, del que destaca la gran absorción de estudiantes suyos que hace el mercado laboral, «chegando ao 99 % os rapaces e rapazas que atopan un traballo dentro do sector e sendo o 90 % de todos os exalumnos os que logran quedarse nas empresas onde fan as prácticas».

Es por ello que, como Rodríguez, destaca el futuro brillante que tendrán los jóvenes que estudiaron en A Barcia, «pois a demanda cada vez é máis diversa e a especialización coa que saen os nosos alumnos dos seus graos vai ser un punto moi importante para eles o día de mañá». Estos cambios, señala Merelles, vienen y vendrán dados sobre todo por el turismo extranjero, que crece en Galicia desde hace tiempo. 

«Para el empleo juvenil cada vez se valora más la formación y la excelencia y estos chavales serán la clave del futuro también en Santiago, dado que los hoteles de la zona vieja están pasando a ser hoteles boutique, donde el estándar de calidad es más alto y no son solamente una cama para dormir, que es lo que predomina ahora», predice Thor Rodríguez. Dicho esto, por su parte, asume también que la hostelería debe repensarse «para que el día de mañana Compostela no acabe plagada de cadenas y pierda su identidad hostelera, algo que no está reñido con estar a la vanguardia tanto en los servicios ofrecidos al cliente como en las condiciones laborales dadas al trabajador».

Sobre el emprendimiento, a pesar de que Xosé Merelles argumenta que los jóvenes que salen de A Barcia tienen los mimbres para emprender, Rodríguez considera que a día de hoy es peor momento para hacerlo que hace años: «Antes las familias abrían un restaurante, mientras que hoy para tener un local hay que heredarlo o comprarlo, que desde cero es demasiado difícil y a muy pocos les acaba compensando».