Pontevedra se echó a la calle para despedir el Mundial de triatlón: «Nunca se viu cousa igual»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

El público se repartió por toda la ciudad y se iba cambiando de sitio para ver la natación, el ciclismo y a las atletas correr.
El público se repartió por toda la ciudad y se iba cambiando de sitio para ver la natación, el ciclismo y a las atletas correr. Mónica Irago

Con los atletas aún corriendo, el alcalde y la concejala de Deportes calificaban de «espectacular» las Series Mundiales mientras centenares de personas animaban con euforia tanto en la ribera del Lérez como en la zona monumental

25 sep 2023 . Actualizado a las 17:07 h.

Pontevedra bajó ayer el telón de las Series Mundiales de triatlón. Y lo hizo con un domingo en el que, si bien hubo un poco menos de ambiente que el sábado, la ciudad volvió a echarse a la calle para animar a las deportistas llegados de todo el mundo, porque ayer por la tarde era la competición de élite femenina. Ahora habrá días y días para dar cifras y señalar si efectivamente el movimiento de personas ligadas a la cita deportiva rondó las 12.000, tal y como ese dijo, si ese número se quedó largo o corto. Pero ayer, en vivo y en directo, mientras las triatletas corrían, pedaleaban y nadaban, había detalles a pie de calle que servían como muestra del movimiento que despertaron estas finales históricas. Un ejemplo: a media tarde, para coger un helado en cualquiera de las heladerías de Michelena o la Oliva, la cola era de más de veinte minutos. Y eso que la zona cero del espectáculo estaba en la ribera del Lérez, junto al puente de los Tirantes y en el CGTD. Ahí estaban el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, y la concejala de Deportes, Anabel Gulías. Los dos coincidían en poner el mismo adjetivo al fin de semana: «Espectacular». Y, con unas u otras palabras, añadían: «Nunca se viu cousa igual en Pontevedra. Grazas, grazas e grazas porque toda a cidade se volcou totalmente cos atletas».

Bastaba entonces, sobre las 17.00 horas, con captar el ambiente de las proximidades del puente de los Tirantes para comprender que la euforia por el mundial del triatlón se contagió a público de todas las edades y origen. Apoyadas en la barandilla del viaducto estaban por ejemplo Victoria, Bárbara y Miguel, tres generaciones de una misma familia de Pontevedra. La abuela les contaba que ver tanto júbilo en torno al deporte le recordaba a los años en los que pasó la Vuelta a España por la ciudad y ella acudía a verla a la Alameda. Y tanto ella como su hija afirmaban: «Esto es una maravilla y parece que todo está bien organizado».

Espectadores de todas las edades siguiendo la competición, a media tarde del domingo, en la zona monumental.
Espectadores de todas las edades siguiendo la competición, a media tarde del domingo, en la zona monumental. Mónica Irago

Al igual que el caso de esta familia, el público que seguía la competición era de edades totalmente dispares. Numerosas familias acudieron con sus hijos, incluida la de Sabela, una bebé de tres meses que posiblemente fuese una de las espectadoras más pequeñas de la prueba. Y también había numeroso público longevo. En el puente estaban por ejemplo María Jesús y Leopoldo, ambos de 70 años, que tras observar a las triatletas nadando en el Lérez iban a toda mecha buscando un lugar desde el que verlas pasar en bicicleta. Ambos de Pontevedra, señalaban: «No es que entendamos muchísimo de triatlón, pero nos encanta venir. Queremos que la ciudad siempre esté así. Cuando hay estas cosas nos anotamos». 

«Coidado que vou berrar»

Unos y otros aplaudían al paso de las deportistas. Daba igual de qué país fuesen. Eso sí, cuando alguien chivaba que se acercaba una española los gritos se hacían más intensos. Se lo advertía así Uxía, estudiante de Inef, a sus amigas: «Coidado que vou berrar cando pase Noelia na bicicleta, non vos asustedes». Tanto ella como sus acompañantes, triatletas desde niñas en Vilalba, conocían bien a algunas de las corredoras. Señalaban que ojalá algún día participasen ellas en un mundial así. Una de ellas estudia en Pontevedra y las otras dos habían venido desde las tierras lucenses a propósito para ver las Series Finales del triatlón.

En la zona del río, en ciertos momentos, había que correr para ver bien el triatlón por el número de personas congregadas. Mucho más cómodos estaban quienes siguieron la prueba en las calles de la zona monumental, con la sombra como cómplice. Ahí, el que no había bajado a la calle por el triatlón, acababa subiéndose al carro de animar a los deportistas. Lo decía un matrimonio que solo lleva siete semanas viviendo en Pontevedra y que procede de Colorado (Estados Unidos). Salieron a pasear, vieron el ambiente, se emocionaron y acabaron siguiendo a los atletas: «Pontevedra impresiona, es una ciudad que te acoge», decían.