La banca mueve ficha

David Carro AL HILO

OPINIÓN

María Pedreda

03 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

BBVA ha hecho públicos los términos de su propuesta para integrar a Banco Sabadell mediante una ampliación de capital, en virtud de la cual ofrecería el canje de una acción de nueva emisión por cada 4,83 acciones actuales de Banco Sabadell.

La fórmula propuesta, no dineraria, es eficiente en términos de consumo de liquidez, y otorga un valor relativo razonable a ambas entidades, ya que supone pagar a los accionistas de Banco Sabadell una prima del 30 % respecto a su capitalización bursátil previa al anuncio.

El impacto de la transacción sería netamente sinérgico para ambos bancos, consolidando la entidad que surja como la segunda a nivel nacional por volumen de activos. Ello, por sí solo, justificaría la operación en términos de posicionamiento competitivo, actual y a futuro, tanto a nivel nacional como internacional.

Efectivamente, conocida la intención histórica de BBVA de integrarse con el Sabadell, y habida cuenta de que los términos de la oferta conocidos hasta el momento parecen amables, esta operación bien podría considerarse un coletazo tardío de los años intensos de reestructuración bancaria que siguieron a la crisis financiera.

Pero podría, a la vez, significar un prefacio de fusiones a nivel supranacional a medio plazo: la consolidación sectorial paneuropea que se viene descontando desde hace tiempo. Y podría precipitar asimismo absorciones de entidades más pequeñas a nivel nacional a corto plazo. La nueva entidad, con más de 7.000 oficinas a nivel internacional, una capitalización bursátil superior a los 70.000 millones de euros y con más de un billón de activos bajo gestión, estaría sin duda mejor preparada para actuar en ese entorno.

Los accionistas de ambas entidades tendrían un valor más sólido, y sus clientes se beneficiarían de las sinergias y eficiencias surgidas de la integración. La concurrencia competitiva no se vería comprometida y la solidez del sistema financiero se vería, en cambio, robustecida.

En opinión de quien suscribe, la operación parece cuando menos oportuna, limpia y positiva, casi natural. Ello, sin perjuicio de la reacción por ver de otros actores sectoriales, y de las instituciones llamadas a opinar y autorizar, en su caso, la transacción. La última palabra, en todo caso, la deberán tener los accionistas y administradores del Banco Sabadell.