Cinco días en el limbo

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

Pedro Sánchez y Begoña Gómez, en el 2015
Pedro Sánchez y Begoña Gómez, en el 2015 BENITO ORDÓÑEZ

29 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Siete días en La Habana contaba en siete capítulos los siete días de la semana en aquella ciudad envolvente y mágica. Un buen retrato de la capital cubana. Seis días en Roma es una novela romántica, que tiene su público y sus apologetas, de Francesca Giacco. Cinco días en París, otra romántica de Danielle Steel. He visto la película. Las novelas no las he leído. Pero su resumen, en la internet, me conmueve. No tanto como la carta del presidente del Gobierno publicada, urbi et orbe, el pasado miércoles. No solo me ha conmovido. En algún momento he tenido que contemplar el horizonte y sollozar. De emoción, por supuesto. Una epístola tan humana ha llegado a lo más profundo de mis entrañas. En tanto, aguardaba el desenlace de hoy. Por ello he decidido titular esta columna con un frontispicio perturbador: Cinco días en el limbo. Siete en la Habana, seis en Roma, cinco en París y otros cinco en el limbo. El limbo es ese lugar misterioso en el que sucede lo inexplicable. No sabemos muy bien dónde se encuentra. Unos dicen que al borde del infierno. Otros señalan que el limbo está en ninguna parte y quienes escogen ese lugar, en realidad, están eligiendo desconectar de todo y de todos. Ignoro la verdad. Pero mi sensación, personal y discutible, es que hasta hoy la nación entera ha estado en ese limbo. Nuestro presidente así lo ha decidido. El pasado miércoles nos dijo que quería reflexionar y hoy, 29 de abril, conoceremos el resultado de su reflexión.

  

 En primer lugar debo agradecer al presidente que haya tenido la gentileza, y la humildad, de escribirnos. A todos. Sin distinciones. Su carta, tan emotiva, me ha llenado de dolor y desesperanza. Qué sería de España sin sus virtudes. En estos días previos (previos a la gran decisión) hemos leído y escuchado todo tipo de opiniones. Todas respetables. Están las opiniones de los que piensan que no hay que mezclar los asuntos familiares con la política. Y están los que les da igual. Están los que piensan que el hermano o el padre de Ayuso, también la mujer de Núñez Feijoo, pueden ser vulnerados, falsamente, y los que piensan que publicar informaciones económicas sobre el hermano de Sánchez o su esposa es una obra pérfida de la ultraderecha. No todos los hermanos, padres o esposas son iguales. Los de izquierdas suelen ser respetables. Los de derechas, en principio, son sospechosos. “Y hay más, y hay más”, gritaba nuestra vicepresidenta Montero cuando en el Congreso (sí, el Congreso que a todos nos representa) se acusaba a Eva Cárdenas (mujer de Feijoo) y a la empresa en la que trabajaba de hábitos corruptos. Resultó que todo era mentira. Pero no, no debe la política mezclar a la familia en sus asuntos. Por ello me adhiero a esa parte de España que ha vivido en el limbo hasta hoy mismo. Por fin dejaremos de estar en tierra de nadie. Nuestro presidente dirá si se queda o se va. Sinceramente, hasta me agrada más el limbo.