El principal acicate de un concurso es dar su justo premio al mejor. La televisión ha ido puliendo ese mecanismo hasta hacer de él una herramienta capaz de tocar la fibra y fidelizar al espectador haciendo que los más sabios repitan en pantalla día tras día. Cómo no querer a Los Lobos de ¡Boom! o tener el corazón partido entre Orestes y Rafa en Pasapalabra después de tantas tardes compartidas. Ese gancho emotivo se ha convertido en un elemento crucial para las cadenas.
Las horas bajas de Telecinco empezaron el día en que el Supremo la obligó a dejar de emitir Pasapalabra, que se mudó a Antena 3 llevándose consigo su éxito, su público fiel y también la cita de las ocho de la tarde con concursantes que se perpetuaban en la pantalla. A Mediaset le ha costado varios intentos infructuosos llegar a ver la luz en esa franja horaria crucial donde las cadenas se juegan buena parte del éxito de la programación que viene después. Han necesitado un espacio como Reacción en cadena y un equipo longevo con el perfil de Los Mozos de Arousa para generar el apego necesario que lleva a sintonizar de nuevo. Ahora el concurso se emite incluso los fines de semana.
El cazador, de La 1, acaba de anunciar cambios en su mecánica y uno de ellos será hacer que quien más respuestas acierte pueda repetir al día siguiente.