Sofía Vergara alcanzó el lunes la estatura de Mae West. Cuando es buena es muy buena, pero cuando es mala es todavía mejor. La entrevista a la actriz colombiana en El hormiguero le hizo pasar a Pablo Motos uno de los tragos más espinosos de su trayectoria en Antena 3, pero le dio al espectador uno de los mejores momentos televisivos. Saborearon de forma especial sus mandobles aquellos que critican al presentador por el tono que ha empleado históricamente en sus entrevistas a las mujeres. Con la actriz de Modern Family, encasillada en su personaje de comedia y en su belleza, intentó tirar de nuevo de clichés haciendo bromas simplonas acerca de su pronunciación en inglés o preguntándole si era rubia natural. Pero Sofía Vergara salió respondona y desmontó, con enorme talento, el tópico de que si durante años fue la actriz mejor pagada de la industria lo fue tan solo por ser atractiva.
Lo de menos es saber si la partida de pimpón que jugaron el entrevistador y la entrevistada era real o había algún pacto de antemano. A diferencia de otros actores y actrices de Hollywood que vienen de paseo a provincias, ella conocía a la perfección a dónde iba y sabía muy bien quién era su interlocutor. En su papel de diva justiciera, Sofía golpeó primero y golpeó dos veces e hizo a Pablo Motos morder el polvo.