¿Para cuándo la normalidad?

África González Fernández CATEDRÁTICA DE INMUNOLOGÍA EN CINBIO, UNIVERSIDAD DE VIGO. AUTORA DEL LIBRO DIVULGATIVO «INMUNO POWER: CONOCE Y FORTALECE TUS DEFENSAS».

OPINIÓN

16 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras dos años de pandemia, querríamos volver a una cierta normalidad. Hay algunos indicios que así lo indican, pero no debemos confiarnos.

 1.- Coronavirus: Lo que estamos viendo con el SARs-CoV-2 es que, con el tiempo, está tendiendo a ser más contagioso, pero menos letal. Eso le da una ventaja competitiva, permitiendo una mayor transmisibilidad y una gran expansión entre la población. Las variantes del SARS-CoV-2 de preocupación para la Organización mundial de la salud (OMS) han sido literalmente eliminadas por la variante ómicron, que es muy, muy contagiosa. Según información del 11 de enero, la OMS opina que en breve plazo habrá infectado al 50 % de la población europea. La buena noticia es que, en general, a las personas vacunadas de forma correcta y sin patologías, este virus suele producirle una enfermedad más leve. Pero no hay que bajar la guardia, ya que sigue produciendo enfermedad grave, secuelas o fallecimientos, sobre todo a personas sin vacunar. Y, con esta alta tasa de contagios a nivel mundial, no se puede descartar la llegada de nuevas variantes.

2.- Vacunas. Las vacunas frente a la proteína S del virus han demostrado eficacia para proteger de covid grave, secuelas y muerte (han salvado a millones de personas) frente a todas las variantes; aunque no tanto para impedir contagios y de forma muy especial con la variante ómicron. Además, EE.UU. está trabajando en el desarrollo de una vacuna multivariante (ya en fases clínicas), y muchas otras en fases experimentales.

3.- Inmunidad. En breve plazo estaremos inmunizados frente al SARS-CoV-2, bien por la vacunación bien por haber pasado la infección, y hará que podamos convivir con el virus de una forma mucho más amable.

No debemos banalizar la pandemia, aún no se ha acabado y todavía no es una enfermedad endémica como la gripe. La exposición periódica al virus de la gripe nos ha conferido cierta inmunidad, aunque nos pone en jaque con la llegada de nuevas cepas, con sus mutaciones y recombinaciones; pero con este coronavirus, el sistema inmunitario está aún empezando a conocerle.

La extensión que ha tenido a nivel mundial permite pensar que el virus no desaparecerá, se quedará entre nosotros, como lo han hecho muchos otros patógenos a lo largo de la historia.

Sin duda, la vacunación a nivel mundial nos ayudará a combatir más eficazmente esta pandemia. Por tanto, debemos acostumbrarnos a convivir con él; pero, de momento, prudencia.