Antes del confinamiento los adolescentes eran unas personitas que se pasaban pegados al móvil todo el día y que solo hablaban si se les preguntaba, y eso con suerte. Todas sus emociones, sus ideas, sus genialidades y defectos las compartían con su pequeño círculo de amistades y con un enorme mundo virtual. Esta situación tan repentina que les ha obligado a todos a alejarse de su mundo, ha generado una sorprendente situación de acercamiento y hasta colegueo con su familia. Ha llegado un punto en que las redes sociales se han llenado de imágenes hogareñas, escenas de sofá y cenas de risas y juegos en familia.
Tik Tok es una aplicación para crear y compartir vídeos cortos donde la mayoría son imitaciones de frases graciosas que ha dicho alguien famoso, o no, y que cada uno interpreta a su manera. Pero estar encerrados ha generado un giro inesperado en la participación de estas aplicaciones, en teoría solo para adolescentes.
Ahora los hijos graban a sus padres en situaciones graciosas que terminan siendo virales. Esto es algo increíblemente positivo. Los padres, asombrados por el cambio de sus inestables e incomprendidos adolescentes, se convierten en los protagonistas de las historias de sus hijos que comparten, no solo con sus amigos, sino con millones de jóvenes de todo el mundo. Han pasado de odiar, rechazar y negar la vida familiar, a publicar un vídeo con sus padres en Tik Tok y hacerse viral.
Estaban ahí, pero no donde los buscábamos.