El hombre contra el hambre

MERCADOS

ABRALDES

10 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Llenar la cesta de la compra se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para millones de hogares. La inflación afloja, pero sigue apretando fuerte y horadando los presupuestos familiares. Y los hay que están al límite. Pero, hete aquí que ya hay quien tiene la solución a todos sus males. Un tazón de cereales con leche y fruta para cenar, y asunto resuelto. Y por menos de un dólar. ¡Cómo no se nos habrá ocurrido antes! El cerebro que está detrás de tan magistral idea no es otro que el del consejero delegado de Kellogg's, Gary Pilnick (Forest Hills, Nueva York, 1964). «Dejad a los niños cenar Corn Flakes», soltó en una entrevista hace algunos días en la CNBC. Y se quedó tan ancho. Y no solo eso, tan convencido está de los beneficios de esa opción para las familias con menos recursos, que la compañía acaba de poner en marcha una campaña publicitaria con esa filosofía de fondo. «Dale la noche libre al pollo» es el eslogan elegido. Tan magistral como la idea de su consejero delegado.

Ni que decir tiene que a Pilnick le han llovido las críticas en un país, Estados Unidos, en el que las familias tuvieron que destinar el año pasado más del 11 % de su renta disponible a comprar alimentos. Más que nunca en los últimos treinta años. De los nutricionistas, por descontado. No han sido pocos los que han salido a escena para recordarle al máximo ejecutivo de Kellogg's que el aporte nutricional de los cereales difiere, y mucho, del de una cena tradicional, que debería estar compuesta de verduras y proteínas, y no tanto de los hidratos de carbono y azúcares propios de los productos que comercializa la compañía que pilota. Pero no han sido los únicos. El chaparrón en X (antes Twitter) ha sido de los que hacen época. Fueron muchos los usuarios de la red social de Elon Musk que cargaron contra el directivo, al que acusaron de estar completamente desconectado de la realidad de las familias que cada día se las ven y se las desean para poner sobre su mesa una comida decente. Claro que con un sueldo de más de cuatro millones de dólares al año es fácil que uno se despiste.

Algo así como aquel «Qu'ils mangent de la brioche» —«Que coman pasteles»—, que supuestamente habría pronunciado María Antonieta durante uno de los períodos de hambruna que asolaron Francia durante el reinado de su esposo, Luis XVI. Y eso, después de ser advertida de que su pueblo estaba sufriendo lo indecible por la escasez de pan. Una muestra más de la frivolidad e insensibilidad de la aristocracia parisina ante el hambre de sus súbditos. Una aristocracia a la que separaba un abismo de la realidad del pueblo llano. Indiferencia que asfaltó el camino a la Revolución francesa y el de la propia María Antonieta hacia la guillotina.

Y puede que Pilnick sufra eso, lo que algunos denominan síndrome de María Antonieta, para referirse a las élites que viven a años luz de la realidad. Aunque también se le llama así en medicina al encanecimiento repentino del cabello. Y es que, cuenta la leyenda que, el día antes de morir guillotinada, a la reina francesa se le volvió el pelo blanco.

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