Las cuentas corrientes de los españoles se vacían

MERCADOS

Una mujer extrae dinero de un cajero.
Una mujer extrae dinero de un cajero. EUROPA PRESS

Los hogares echaron mano del colchón de liquidez acumulado durante la pandemia para afrontar la subida de los precios y del euríbor

25 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Durante el confinamiento —un suceso del que están a punto de cumplirse ya cuatro años— los españoles ahorramos como nunca en la historia. La imposibilidad de gastar hizo que las familias guardasen entorno al 25 % de su renta disponible. Esa bolsa de ahorro, extraordinario y de carácter forzoso, se acumuló en el banco. Algunos hogares — sobretodo aquellos de rentas más altas— echaron mano de ese dinero para comprar vivienda. Una prueba es que en el 2022 se vendieron tantas casas como en los años de burbuja inmobiliaria. Por su parte, otras familias —las menos acaudaladas— se vieron obligadas a tirar de ese colchón de liquidez para afrontar tanto la subida generalizada de precios, como el incremento de las cuotas hipotecarias y otros productos de crédito.

No es solo que los españoles hayan gastado estos dos últimos años casi el total de ese excedente que les dejó la pandemia, sino que ahorrar, en general, se ha vuelto más complicado. La tasa de ahorro de los hogares descendió en el tercer trimestre del 2023, el último del que el Banco de España (BdE) maneja datos. Un fuerte repunte en el gasto en consumo propició que la tasa de ahorro bajase durante el año pasado un 2,8 %, hasta el 9,1 %. La cifra es todavía ligeramente superior a la de la media histórica.

Según un informe reciente de la fintech Raisin, a partir de datos de Eurostat, los ahorradores españoles destinaron, de enero a noviembre del pasado año, 21.253 millones de euros menos a cuentas de ahorro y depósitos a plazo fijo. Unas cifras que rompen la tendencia de crecimiento que venía sosteniéndose incluso antes de la pandemia. El estudio explica que el comportamiento del volumen de ahorro en España es justo el contrario al de las principales potencias económicas europeas. Nuestro país e Italia son los estados de la eurozona donde más ha disminuido. De hecho, los italianos retiraron casi 71.600 millones de euros de productos de ahorro. Los volúmenes de Bélgica y Austria también han bajado ligeramente, mientras que los de Francia, Alemania y los Países Bajos han aumentado. Estos datos contrastan con los de Irlanda, el país de la Unión Europea que más ha visto crecer su volumen de ahorro.

Subida de tipos

El informe atribuye el cambio de tendencia en el caso español «a la subida de precios de los bienes y servicios, pero también a la del euríbor». En España, siete de cada diez hipotecas son de tipo variable. O lo que es lo mismo, dos millones de personas tienen un préstamo de ese tipo a su nombre. Esas familias han tenido que enfrentar un incremento en sus recibos hipotecarios estos últimos años tras la decisión del Banco Central Europeo (BCE) —en julio del 2022— de subir los tipos de interés con un solo objetivo: combatir la inflación. En consecuencia, el euríbor llegó a alcanzar el 4,16 % el octubre pasado. Con todo y de cara a los próximos meses, el esfuerzo de las familias para afrontar tanto los hipotecarios como otro tipo de prestamos irá reduciéndose, en consonancia con la estrategia del organismo que preside Christine Lagarde de acabar con las subidas de tipos y encarar, sin ninguna prisa, una posible bajada.

Este escenario de financiación por las nubes ha afectado particularmente a los hogares con menor renta disponible. Según datos del BdE un 25% de la población vive en hogares cuyos gastos superan sus ingresos. Son estas las familias las que se ven especialmente obligadas a tirar de ahorros —quien los tenga—, o en su defecto, a recurrir a préstamos o incluso a conocidos y amigos para hacer frente a una situación financiera delicada. A este último recurso acudieron, de hecho, una de cada tres personas. Tal y como recoge el documento elaborado por el organismo monetario español, solo la mitad de los hogares pudo recurrir al ahorro generado durante la pandemia para financiar esa brecha entre lo que ingresaron y lo que gastaron.

Depósitos

Así que para sortear este 2023 de inflación sostenida, los hogares han retirado 64.800 millones de euros de sus depósitos en cuentas a la vista. Un producto financiero que en, en la práctica, son las cuentas de ahorro y cuentas corrientes. Allí tienen guardados las familias españolas 855.300 millones de euros, lo que supone una caída del 7,5 % con respecto al cierre del año anterior. Por su parte, los depósitos a plazo —aquellos que ofrecen rentabilidades por mantener el dinero dentro— han crecido algo más de 59.000 millones euros. Pero este repunte no compensa el desplome de las cuentas corrientes y, en total, la cantidad guardada en el banco se queda en 998.600 millones de euros, un 0,57% menos que el año anterior. Rozando el billón.

En paralelo a la necesidad de sacar ahorros para paliar la pérdida de poder adquisitivo, las familias han llevado a cabo lo que el Banco de España llama «una recomposición de sus carteras». Esto significa que han movido sus activos líquidos —el efectivo en el banco— a otros productos que puedan otorgarles una «mayor remuneración de la esperada». Es por eso que se ha incrementado no solo el saldo de los depósitos a plazo, sino también el de los fondos de inversión o el de las letras del Tesoro.

La banca se resiste todavía a entrar en la batalla por el pasivo

 

El ahorrador español es, por lo general, muy conservador. En España, según la tradición que marca la estadística, hay dos formas de guardar el dinero: comprando una casa o metiéndolo en el banco. Adentrarse en el ladrillo ha sido siempre la primera idea que se le ha venido a la cabeza a cualquier ahorrador. La segunda es meter el dinero en una cuenta o un depósito, en busca de rentabilidad. Y desde que el organismo que comanda la política monetaria de la zona euro, el BCE, abandonase la política de tipos cero, los ahorradores han estado esperando que las entidades financieras incrementen también el interés que les pagan por sus ahorros. Sobre todo porque, paralelamente, ese dinero guardado pierde valor, día a día, con la inflación. En este escenario, los bancos han implantado una tímida política de remuneración del pasivo, comandada más bien por las pequeñas entidades, que son las más necesitadas de liquidez. Captar dinero a través de productos de ahorro no ha estado entre las prioridades de la banca española, que cerró diciembre ofreciendo, de media, un 2,58 % por las imposiciones de hasta un año vista. Una cifra inferior al 2,62 % que ofertaban a sus clientes en noviembre. Este es seguramente el anticipo de una nueva senda bajista que ya imperó desde el 2014 hasta el 2022. Aunque desde entonces, las remuneraciones no hayan alcanzado —salvo en entidades europeas deseosas de captar pasivo para financiarse— el 4,5 % al que el BCE ha apuntalado los tipos.