Meloni agita el final de la campaña con un regreso a su discurso más euroescéptico y ultranacionalista

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Giorgia Meloni, durante un mitin de Hermanos de Italia
Giorgia Meloni, durante un mitin de Hermanos de Italia LUCA ZENNARO | EFE

La líder de Hermanos de Italia aparca el tono moderado con el que quiso tranquilizar hasta ahora a empresarios y mercados

21 sep 2022 . Actualizado a las 09:15 h.

En Italia solo faltan cuatro días para las elecciones generales, que se celebrarán el domingo, de 7 a 23 horas, y cada jornada que pasa los políticos se ponen más nerviosos y se entregan a declaraciones más contundentes para atraer la atención de los electores, de los medios y de las redes sociales.

Todos tratan de robarse votos recíprocamente. La líder del partido de ultraderecha Hermanos de Italia (HI), Giorgia Meloni, que hasta hace unos días se esforzaba por tranquilizar a los mercados y los empresarios, ha vuelto a sus invectivas habituales contra Bruselas, el Partido Demócrata (PD, centroizquierda) y el Gobierno dirigido por Mario Draghi. Por ejemplo, criticó duramente a la actual ministra del Interior; y en un tuit se quejó del «clima de odio e intolerancia» que acusa a «cierta izquierda» de crear contra su partido.

En una entrevista con Efe, Meloni dijo que le gustaría «una Europa que hiciera menos cosas y las hiciera mejor, con menos centralismo y más subsidiaria» y que espera que la victoria de la coalición liderada por HI —y de la que también forman parte la Forza Italia de Silvio Berlusconi y la Liga de Matteo Salvini— pueda «abrir el camino a algo similar también en España dentro de unos meses». Una clara referencia a Vox, que en Estrasburgo forma parte del Grupo de Conservadores y Reformistas junto a Hermanos de Italia. En la entrevista, Meloni también elogió a Santiago Abascal, con quien habla a menudo, y al que le une «el respeto mutuo, la amistad y la lealtad». 

Regreso al tono duro

Meloni ha vuelto ahora al tono euroescéptico y soberanista porque espera restar más votantes a la Liga, el partido de extrema derecha liderado por su aliado-adversario Matteo Salvini, cuya popularidad ha descendido mucho entre los votantes.

Durante el tradicional mitin de la Liga el domingo en Pontida, en el norte de Italia, Salvini intentó entusiasmar a un electorado cada vez más cansado y desilusionado prometiendo la gratuidad de la RAI (la compañía de radiodifusión pública Radiotelevisión Italiana): una declaración llamativa, quizá inspirada en una propuesta similar realizada en Suecia por el partido de extrema derecha SD.

El PD también intenta atraer a los votantes y restar votos al Movimiento 5 Estrellas (M5E), al que cada vez más italianos progresistas ven como la «auténtica izquierda», que se preocupa por las rentas más bajas y los parados. El secretario del PD, Enrico Letta, viajó a Alemania para reunirse con el canciller Olaf Scholz. En una rueda de prensa, el presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD, el mayor partido de izquierdas de Europa) Lars Klingbeil advirtió que «los posfascistas de Meloni llevarían a Italia por el camino equivocado».

«Si [en Italia] gana la derecha, el primero en brindar será Putin», dijo Letta, que también sigue criticando la cercanía de Salvini y Meloni al primer ministro ultraderechista y prorruso de Hungría, Viktor Orbán. Lo cierto es que el HI hace tiempo que se ha distanciado de la Rusia de Putin, es pro-Ucrania y busca inspiración en el Partido Republicano del expresidente Donald Trump. 

Promesas de la izquierda

El líder del M5E, Giuseppe Conte, espera que su partido, que en las últimas semanas ha vuelto a subir en las encuestas, obtenga tantos votos como el PD, y anima a los votantes, del norte al sur, diciendo que el M5E quiere reducir la semana laboral de 40 a 35 horas. Por su parte, Silvio Berlusconi, líder del liberal Forza Italia, llamó la atención al declarar que el referente de su partido sigue siendo el Partido Popular Europeo, y no Orbán, enviando una señal al electorado de derechas que no aprecia el euroescepticismo de sus socios Meloni y Salvini.