Rubén, el gaucho que creó su hogar en Narón: «Yo soy como un 'cowboy', prefiero cosechar amistad en vez de dinero»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NARÓN / LA VOZ

NARÓN

Rubén Washington con su yegua Oriane, tomándose un mate en su casa de Narón.
Rubén Washington con su yegua Oriane, tomándose un mate en su casa de Narón. CESAR TOIMIL

El uruguayo Rubén Washington Laxalt llegó hace veinte años a Galicia para dedicarse a la doma y herraje de caballos, y sentencia que «no tengo estudios pero la naturaleza me lo ha enseñado todo»

05 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Al igual que en la escena inicial de Centauros del Desierto, la puerta se abre y aparece una persona tan única como Rubén Washington Laxalt Machado. «Yo soy como un cowboy, como un vaquero, prefiero cosechar amistad en vez de dinero», se presenta este gaucho uruguayo desde su casa de Narón. Hace seis años que montó El Rincón del Gaucho en San Xiao, donde hasta hace poco trabajaba en la doma y herrería de caballos. «Por problemas en la espalda debido al duro trabajo tuve que parar hace tres años, pero sigo ayudando a la gente como cuando hace unos días hubo que atrapar a un potro suelto en Mugardos», relata mientras se toma un mate en una taza de pezuña. Dejó Uruguay hace 20 años, país en el que nació en 1969. Y en este rincón naronés creó «mi pedacito uruguayo donde soy feliz, el hormigón te lo regalo».

Rubén Washington Laxalt Machado, a lomos de Oriane.
Rubén Washington Laxalt Machado, a lomos de Oriane. CESAR TOIMIL

Rubén procede de una estirpe de gauchos, como su abuelo o su padre: «Hacemos lo mismo que los cowboys, agarramos animales con el lazo, cuidamos del ganado (equino, vacuno y ovino) en grandes extensiones, lo domamos, curamos y bañamos». Su abuelo materno tenía «estancias grandes de campo y mamé la doma desde niño, pero realmente me dediqué a ella cuando llegué a Galicia porque el campo en mi país estaba muy mal pago». Empezó en Guísamo, se trasladó hasta A Capela y se asentó en Narón. «Me vine con cinco hijos, ya los tengo todos casados y me dieron ocho nietos», relata.

Hasta su pequeña quinta naronesa han llegado monturas de toda España para ser domadas: Andalucía, Ávila, Huesca... Herró por todos los rincones de Galicia y sus enseñanzas han aparecido en programas de la TVG, o en ferias como la de Silleda. «No puedes dejar que el caballo te brinque, tienes que amansarlo, hacerte amigo de él: tú eres el líder pero siempre desde un respeto entre ambas partes», explica.

Rubén, ante sus caballos y bajo la lluvia
Rubén, ante sus caballos y bajo la lluvia CESAR TOIMIL

Él tiene tres yeguas y un potro medio milla que se llaman Oriane, Rubia, Tina (homenaje a Tina Turner) y Sarco. Del caballo destaca que «es súper inteligente, tiene muchísima memoria; el potro hasta los cuatro años memoriza y de ahí en adelante graba». La cultura gaucha pervive en Argentina, Uruguay y Brasil. Afirma Rubén que «los gauchos son pobres (yo me crie en un rancho de terrón) y se buscan la vida en la naturaleza, por ejemplo yo hice esa cabañita con un tejado de hierba de la pampa». Justo al lado montó una barbacoa para asados, «los gauchos llevamos la vida con pausa, integrados en la naturaleza y viendo algo tan bonito como el parto de animales».

El gaucho Rubén Washington delante de El Rincón del Gaucho
El gaucho Rubén Washington delante de El Rincón del Gaucho

En la vida, «me basta con tener lo justo para la comida, nunca tuve ni quise dinero, a mí me gusta la amistad y eso es un orgullo para mí». Admite que «echo de menos mi cultura gaucha como si llegase hace una semana, pero no Montevideo (que visité hace año y medio con mi pareja, y donde la mitad son gallegos)». Tiene otro amigo gaucho en Gijón, que lo acompañó a la feria de Moeche. Y sentencia con gran sabiduría que «yo no tengo estudios, pero la naturaleza me lo ha enseñado todo».