En venta la «casa azul» del puerto de O Barqueiro, en Mañón, con una cueva inundable: «Es única en el norte de Galicia»

ANA F. CUBA MAÑÓN / LA VOZ

MAÑÓN

Teresa Talín heredó la vivienda, que vendió a un salmantino, quien descubrió la misteriosa gruta, y ahora pertenece a un francés con negocios en Senegal

05 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El 22 de diciembre del año 2000 falleció Teresa Montero y a su vecina y heredera Teresa Talín la gente le decía: «A ti sí que te ha tocado una buena lotería». Entre ellas no había lazos de sangre, pero eran casi familia. «De pequeña, en las fiestas, cuando mis padres estaban en el bar y no podían atenderme, me llevaban a dormir a casa de Teresa», cuenta Teresa Talín, que sigue al frente del negocio, a pocos metros de la hoy conocida como casa azul.

Teresa Montero enviudó con 27 años, en Cádiz, y regresó a su pueblo con sus hermanos. «Era la más joven, y cuando fallecieron ellos, tendría yo 13 o 14 años, viví con ella, dormía y desayunaba allí, porque se había quedado sola. Era mi segunda casa, desde niña», relata Talín, legataria, junto a su madre, del inmueble. Allí, en el puerto de O Barqueiro (Mañón), aún hay quien se refiere a la casa de Teresa de Primitivo, tío de aquella mujer, el dueño de la desaparecida zapatería de la casa del limonero.

Talín la vendió «porque había que arreglar el tejado y era una inversión grande...», y confiesa que le gustaría recuperarla: «Me dio pena deshacerme de ella. Si me toca una buena lotería...». La singular construcción, pegada al muelle, vuelve a estar en el mercado. «Esta casa es única en el norte de Galicia», destaca Jaume Casañas, uno de los socios de la inmobiliaria Galician Green Properties, que gestiona en exclusiva la venta de esta propiedad. A Talín se la compró en 2002 un salmantino, que la transformó.

«Antes estaba de cemento, pintada de blanco, y Ángel la dejó en piedra», repasa Teresa. Fue quien pintó de azul las puertas, las ventanas, el balcón o la cornisa, además de reformar el interior y descubrir la gruta que convierte aún en «más exclusiva» esta vivienda, como incide Casañas. «Nadie sabía de la cueva hasta que llegó Ángel y empezó con las obras. Era la zona donde [Teresa Montero] tenía los cerdos y cuando subía la marea les llegaba el agua hasta media pata; eran las cuadras, en la parte de atrás, y todos sabíamos que se inundaba, los cerdos estaban casi nadando», recuerda Teresa.

Aquella cavidad horadada en la ladera de cuarzo es el rincón más misterioso de la edificación que hoy se vende por 448.000 euros. El actual propietario es un ciudadano francés con negocios en Senegal. «Dice que buscaba una casa en un puerto y recorrió todo el norte, desde Santander. Tenía esa ilusión, y aquí encontró la casa de sus sueños [hace unos cinco años]», cuenta Casañas nada más colgar el teléfono. «Galicia engancha, cuando te atrapa no te suelta [...]. Hay gente que está desinvirtiendo en otras zonas para invertir aquí», apunta este catalán asentado en Ortigueira.

Alquiler vacacional

La vieja casa de Teresa de Primitivo, erigida en 1851, tiene 228 metros cuadrados: un amplio salón de techos elevados que mira al mar, como todas las estancias, salvo un pequeño dormitorio interior, con baño, igual que las otras dos habitaciones, espaciosas y decoradas con sencillez y buen gusto. Llaman la atención las esculturas de Monique Josie, copropietaria, en cada rincón de la vivienda, disponible para alquiler vacacional mientras no surge comprador. Teresa Talín no lo da todo por perdido e insiste: «Con una buena lotería...».