Artem Dovbyk, del exilio por la guerra de Ucrania a la élite del gol

Isaac Asenjo COLPISA

DEPORTES

Siu Wu | EFE

El enorme ariete del este de Europa, que llegó a Girona tras despuntar en el Dnipro-1, desafía a Bellingham como pichichi del campeonato español

09 feb 2024 . Actualizado a las 17:30 h.

Si no fuera futbolista de élite, Artem Dovbyk (Cherkasy, Ucrania, 1997) tendría varios números para estar en alguno de los puntos del frente del Donbás. O quizás en algún tren esperando para ir hasta la ciudad fronteriza con Rusia. Más de un centenar de futbolistas han abandonado las dos primeras ligas de Rusia y Ucrania desde el comienzo de la guerra, de la que ya se cumplen dos años.

La mayoría de ellos lo han hecho para fichar por clubes de otros países, pero hay algunos que simplemente rescindieron sus contratos para quedar como agentes libres. Es el caso tanto del máximo goleador de Primera División, empatado con Jude Bellingham y Borja Mayoral con 14 goles, como de su compañero de equipo Viktor Tsygankov (4 goles en Liga). Ambos, exiliados por la invasión de su país, son dos de las grandes figuras de un atractivo Girona que parece no tener límites en el torneo liguero.

Dovbyk era un desconocido hasta el pasado mes de agosto para la gran mayoría de aficionados españoles, cuando se convirtió en el fichaje más caro de la historia del cuadro gerundense. El ojo clínico de Quique Cárcel, responsable del área deportiva del club catalán, se lo trajo a España con un desembolso de siete millones de euros, con los que el club se hizo con el 70 % de sus derechos procedente del Dnipro-1 por cinco temporadas. El desembolso más costoso en la historia de la entidad, que antes pasó por clubes de Moldavia y Dinamarca, le está saliendo bien barato a los del Bajo Ampurdán.

Un rendimiento exitoso

Algo vio el Girona en su portentosa constitución, 189 centímetros, además de sus 29 goles y ocho asistencias con las que llegaba tras 39 partidos en las tres competiciones que venía de disputar.

La liga española parecían palabras mayores, pero el ucraniano, que no habla casi nada de español y tiene al utillero de traductor, se ha adaptado a la perfección desde que anotó en la primera jornada. Su sola presencia condiciona el juego del enemigo, y da igual en lo que hable el killer del Girona porque el idioma del gol se lo conoce al dedillo.

Cuenta con la altura necesaria para llevar peligro de cabeza, con la que ha anotado cinco tantos, así como rapidez para abrirse hueco entre los defensas de La Liga: nueve goles con la zurda en el área además de un tanto desde fuera de la frontal. En total 14 goles y cinco asistencias en 20 partidos de Liga (17 como titular) con los que coquetea con los máximos goleadores del Viejo Continente.