Sergio Ramos, rey de un Sevilla - Real Madrid polémico y bronco

José Manuel Andrés COLPISA

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

El otrora capitán blanco lideró al conjunto hispalense en un duelo intenso que sitúa a De Burgos Bengoetxea bajo la lupa de la crítica madridista

22 oct 2023 . Actualizado a las 21:51 h.

La presencia de Sergio Ramos era el gran aliciente de la visita del Real Madrid al Ramón Sánchez Pizjuán. El primer reencuentro entre el central del Sevilla y el equipo en el que durante 16 temporadas construyó su condición de leyenda del fútbol español sirvió para medir el estado de forma del camero a sus 37 años y la nota del particular examen difícilmente puede ser más positiva.

El defensa demostró era jerarquía tan característica frente a los que algún día fueron los suyos. Cuando el partido se puso bronco no se arrugó sino que agigantó su condición de líder, tal y como había pedido Diego Alonso a su vestuario minutos antes del comienzo del partido, el primero del uruguayo en el banquillo sevillista. «Un punto de carácter y de convicción. Enormes equipo y afición, este es el camino para crecer, Sevilla. Especial volver a encontrarte, Real Madrid», señaló en sus perfiles de redes sociales tras el partido un futbolista de partidos calientes.

Ramos, cómodo en la disputa, las tuvo de todos los colores con Antonio Rüdiger, otro zaguero de escuela expeditiva y de enorme presencia física. Lo suyo fue un auténtico baile durante las muchas jugadas a balón parado que acabaron en las dos áreas y ambos estuvieron en todas las trifulcas de un duelo áspero, marcado por la intensidad y también por la polémica.

Y es que el otro nombre propio de un partido en el que al Madrid se le volvió a atragantar el gol sin el sostén realizador de Jude Bellingham fue el árbitro, Ricardo de Burgos Bengoetxea. El colegiado vasco, al que en lo que se está convirtiendo en una fea costumbre el club blanco señaló durante los días previos al partido en su televisión oficial, lidió como pudo con un encuentro muy complicado.

Anuló por fuera de juego el tempranero gol de Fede Valverde, tras un milimétrico fuera de juego previo de Bellingham, en una acción en la que no se puede hacer mucho más que confiar en la tecnología que determina la posición antirreglamentaria, por muy ajustada que esta sea. Más controvertida resultó la decisión de parar por falta a Ocampos una jugada que acabó en gol del Madrid y especialmente el posible penalti de Jesús Navas a Vinicius. El contacto existió, con el brasileño en carrera, pero ante las dudas que generó la jugada desde el VAR no se corrigió la decisión del árbitro de campo por entender que no se trataba de una acción manifiesta, requisito indispensable para la intervención del videoarbitraje según su propio protocolo.

La ironía de Ancelotti

Bellingham pudo haber sido expulsado en una dura entrada sobre Rakitic y esa decisión hubiera apartado al jugador más trascendental del campeonato hasta la fecha del clásico del Camp Nou del próximo fin de semana, pero lo cierto es que la actuación del colegiado desató las iras del vestuario madridista y también de Carlo Ancelotti, que decidió despachar su cabreo con ironía para mostrarse posteriormente mucho más categórico a través de los medios oficiales del Madrid.

«Yo creo que el árbitro ha acertado en todo, hizo un partido de nivel», ironizó primero en la sala de prensa el italiano. «La ironía es la única manera porque si digo lo que pienso, me caen muchos partidos. Así que para evitar suspensiones, tiro de ironía», explicó poco después a Real Madrid TV, avivando una polémica arbitral recrudecida por la batalla del Pizjuán.