La vida de Neymar en Arabia: una mansión de 25 habitaciones y un chófer 24 horas

Daniel Panero COLPISA

DEPORTES

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El brasileño, llamado en su día a ser el sucesor de Messi y Cristiano Ronaldo, abandona Europa sin haber cumplido las elevadas expectativas que generó

17 ago 2023 . Actualizado a las 16:39 h.

Neymar ha tirado la toalla. El futbolista brasileño ha puesto punto y final de forma abrupta a su estadía en el fútbol europeo y abandona la alta competición para jugar en el Al-Hilal de Arabia Saudí. Lo hace con la amarga sensación de no haber respondido a las altas expectativas que se generaron, acordes a su talento, y sin que el planeta fútbol haya podido disfrutar de su verdadero potencial. El heredero de Messi y Cristiano Ronaldo, el jugador que debía liderar una nueva generación, se va por la puerta de atrás y sin ningún Balón de Oro en la mochila. Es un ocaso que nadie vio venir y que tiene el punto de inflexión tras su fichaje por el Paris Saint-Germain.

«Cristiano Ronaldo fue el pionero. Todos le llamaban loco, pero hoy se ve que la liga de Arabia Saudí crece cada vez más. Y yo estoy aquí para ayudar a que la liga crezca. Así que estoy muy feliz de unirme a esta liga», afirmó Neymar en sus primeras palabras como futbolista del Al-Hilal. Así abre el brasileño una nueva etapa, lejos de la presión a la que ha estado sometido durante más de una década. Y es que Ney da un paso atrás para firmar un megacontrato millonario con el Al-Hilal, club que le garantizará cosas tan extravagantes como cien millones de euros al año, una mansión de 25 habitaciones, una piscina de 400 metros cuadrados o un chófer disponible las 24 horas del día.

Todas esas cosas las tendrá Neymar como recompensa a lo que supone decir prácticamente adiós a su ambición de ser el mejor jugador del planeta, un destino que parecía inevitable cuando irrumpió en el fútbol brasileño. Debutó con el Santos en el 2009 en mitad de una gran expectación. Tenía 17 años y acababa de firmar su primer contrato profesional. Era la esperanza de un país que vive por y para el fútbol y muy pronto iba a responder a las expectativas. Asombró al mundo entero con sus fintas, su velocidad, su desequilibrio y su facilidad para ser determinante. Marcó 136 goles y repartió 69 asistencias en 225 partidos con el Peixe y puso patas arriba a todos los colosos del fútbol europeo, ansiosos de encontrar al próximo heredero de Messi y Cristiano.

El Barcelona fue el que se llevó el gato al agua. Le costó sangre, sudor y mucho dinero. 59 millones de euros, según el club azulgrana, se pagaron al Santos en 2013 por hacerse con el fichaje más deseado del mercado. Era la hora de la verdad, la prueba del algodón, y Neymar la pasó con nota. En el equipo azulgrana supo adoptar un segundo plano, a la sombra de Messi, para seguir creciendo e ir escalando en el escalafón del fútbol mundial. Jugó en el extremo izquierdo en el 4-3-3 habitual junto a Messi y Luis Suárez y desde allí se convirtió en uno de los futbolistas más desequilibrantes del fútbol europeo. Marcó 105 goles y repartió 78 asistencias en 186 partidos. Fue su mejor momento como profesional, llegando a ser Balón de Bronce en el 2015 y el 2017. Su influencia era tan grande que solo Leo Messi podía ser capaz de opacar una carrera que debía ser meteórica. Ya tenía la Liga y la Champions en su palmarés, pero optó por ir un paso más allá para intentar ser el líder en un nuevo proyecto. Fue el gran error de su carrera.

Punto de inflexión

Todo cambió con su llegada a París. 222 millones de euros tuvieron la culpa de que dijera adiós al Barcelona y se uniera, como ahora, a una liga menos competitiva. Allí, en el PSG, le ofrecían un rol protagonista y un proyecto cargado de petrodólares con el que aspirar a ser el rey de Europa. Y no solo a ser el rey de del viejo continente, sino a serlo con él en el centro de los focos. La propuesta fue del agrado del brasileño y empezó un calvario que ha provocado, año a año, que se alejara de la cima del fútbol mundial.

Neymar ha sufrido en París innumerables problemas físicos que le han hecho perderse el tramo decisivo de varias temporadas. Solo ha promediado 29 partidos entre todas las competiciones por curso desde que aterrizó en Francia y ha visto cómo, año tras año, el anhelo de volver a conquistar la Champions se le escurría entre los dedos. En el 2020 alcanzó la gran final, pero el Bayern de Múnich le privó en la que probablemente fue su mejor temporada en el equipo francés.

No logró la ansiada Champions y tampoco un Balón de Oro en el que cada vez estaba más abajo en la lista. Fue decimosexto en el 2021 y ya en el 2022 ni siquiera consiguió estar entre los 25 primeros. Su ocaso en París y los enfrentamientos con una grada que esperaba un rendimiento mayor le llevaron a querer regresar al Barcelona, el club donde más feliz fue y más cerca estuvo de alcanzar un reinado que finalmente nunca se produjo. Neymar dice adiós sin alcanzar la cima y con la sensación de lo que pudo ser y no fue.