Carlos Alcaraz y su bautismo de fuego

Tito Vázquez

DEPORTES

NEIL HALL | EFE

16 jul 2023 . Actualizado a las 23:08 h.

Wimbledon es la mejor ‘vidriera' para el tenis mundial. El respeto por el juego y la tradición que se siente en la cancha central, no es desde mi punto de vista comparable con ningún otro torneo de Grand Slam. La variedad en el juego es esencial. Jugar en tierra como en Roland Garros, en cemento como en el USOpen y en pasto como en Wimbledon incrementa, debido al contraste entre canchas lentas o rápidas el prestigio de un gran campeón. Cuando Rafael Nadal le gana a Roger Federer en la final de Wimbledon en el 2008, en un partido considerado como el mejor de la historia -lo cual no deja de ser una metáfora- por 6/4 6/4 6/7 6/7 9/7 en el quinto set entra por la puerta grande del tenis. Carlos Alcaraz -que en el día de hoy deja de ser Carlitos- gana su primer Wimbledon venciendo al mayor ganador de la historia de Grand Slam, el serbio Novak Djokovic por 1/6 7/6 6/1 3/6 6/4 en un partido maravilloso; un clásico de todos los tiempos y al igual que Rafa entra en la historia del tenis mundial.

El tenis español debe estar orgulloso de que un niño de Murcia, que aprendió a jugar en canchas de tierra tenga a la edad de 20 años un Grand Slam en cemento y otro en césped, eliminando las dudas sobre cual es la mejor superficie para desarrollar las virtudes de la variedad, la estrategia y la sinfonía del juego -siempre y cuando la técnica sea correcta- aprender los desplazamientos, todas las herramientas y los movimientos de ajedrez.

El favorito en Wimbledon, sin dudas era Novak, un jugador que lo había ganado 7 veces y estaba por igualar el record de Roger Federer, el favorito del publico inglés, por su estilo, elegancia, movilidad y caballerosidad, virtudes apreciadas por los nativos de la isla.

El tenis, como en el ajedrez, gracias a la manera en que se suman los puntos, los games y los sets, tiene una magia especial en donde la concentración es intensa y no se puede relajar ni un instante porque una equivocación puede cambiar el destino de las almas. Un partido se gana en esos momentos, que varían constantemente ‘una para mi, otra para vos'.

El comienzo del partido con un ‘Carlitos' nervioso, abrumado quizá por la historia de su rival y el recuerdo de su ultimo encuentro en Roland Garros, fue terrible. El ‘niño' no ganaba un game; estar en cero en la cancha central es humillante y Novak, seguro de si mismo, sintiéndose el dueño de la catedral, ese ‘guerrero de mil batallas', muestra su carácter: 6/1 en treinta minutos. En el segundo set Carlitos reaparece, juega sin tanta prisa, ni tanto nervio y el serbio comienza a errar su primer saque en forma notoria dando paso a un partido parejo. Los temores quedan atrás, Carlitos se transforma en Carlos pero el rival sigue siendo el mismo. En el tie brake el serbio predomina y está muy cerca de ponerse 2 sets arriba pero el destino -ese desconocido de siempre- hace que erre dos reveses fáciles y pierde el set.

Y al igual que el ajedrez, cuando uno hace un movimiento erróneo lo paga muy caro. Carlos comienza a jugar mucho mas suelto, la energía se transforma en confianza y le juega de igual a igual. El game crucial del set lo juegan en 3/1 sacando el serbio y luego de 13 ‘deuces' y 26' de juego Carlos quiebra el saque de Novak por segunda vez y unos minutos más tarde gana 6/1 el tercer set.

¿Aguantará el niño la presión de cerrar el partido? ¿Podrá un adolescente mantener su equilibrio y confianza en si mismo? ¿O sucumbirá ante la fama y el carácter se su rival? Esas son la preguntas que se hace el espectador, sabiendo que Djokovic había levantado un 7/8 y 15/40 en una final contra Federer en el quinto set y en ese mismo lugar. Son muchas las emociones y la energía que Novak experimentó en esa cancha, muchas las horas que su espíritu transitó por el césped de la cancha central…todo eso juega a su favor.

El partido es parejo pero Novak pisa el acelerador y gana el cuarto set 6/3.

A veces los partidos se definen en el comienzo. En pasto, la intensidad y dificultad de ‘estar detrás en el marcador' es mucho más importante que en otras superficies. A medida que el tiempo pasa y estas atrás -y el tiempo pasa más rápido que en otras canchas- el nerviosismo y la duda aumenta la presión.

En uno iguales Carlos quiebra el saque de Novak confirmando el break al ganar el suyo y ponerse 3/1.

La lucha fue titánica, Djokovic volvió a ser Djokovic. La intensidad del partido encontró al español en estado de gracia devolviendo golpe por golpe con ese desparpajo típico de su edad jugando un tenis brillante, exquisito.

Carlos ganó 6/4 el quinto sed con autoridad, atravesó su ‘bautismo de fuego' y logró con solo 20 años ser a mi modo de ver un digno sucesor de Nadal. Y es obvio que en Wimbledon puede lograr más títulos que ningún otro español. En otras palabras: Carlos Alcaraz es el nuevo crack del tenis mundial.

El ourensano Tito Vázquez fue capitán de Argentina en la Copa Davis