Alonso y Sainz, el respeto como norma

David Sánchez de Castro COLPISA

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press

Los pilotos españoles volvieron a coincidir en pista luchando por posición y, como en anteriores ocasiones, se jugaron los adelantamientos de la manera más limpia: todo un ejemplo

06 sep 2021 . Actualizado a las 16:09 h.

El gran premio de los Países Bajos no fue, ni mucho menos, tan emocionante como se esperaba en los días previos. Pocos adelantamientos, ninguna bandera roja o amarilla de consideración, apenas incidentes en pista. Aunque sí hubo varios sustos. El de Vettel trompeando en la curva 3 justo cuando venían Bottas y Hamilton por detrás podría haber sido determinante si cualquiera de los dos pilotos de Mercedes no le hubieran visto a tiempo, e incluso habría sido determinante para el campeonato del mundo.

Otro susto, y este no se vio, lo protagonizó Fernando Alonso. Fue en la vuelta 70, a dos del final, cuando tenía en los retrovisores la mancha azul del Red Bull de Sergio Pérez y en el punto de mira la trasera del Ferrari de su buen amigo Carlos Sainz. El asturiano, que durante todo el fin de semana estuvo trazando en la parte exterior de ese peligroso peralte, vio cómo la tracción de su Alpine le jugaba una mala pasada y le obligaba a hundir el pie en el freno para no irse contra el cercano muro. Se quedó a apenas 10 centímetros, a lo sumo.

Ese susto no le desconcentró, ni mucho menos, y no evitó lo que pasó en el último giro del gran premio. Después de recuperar el tiempo perdido, enfiló hacia Carlos Sainz con el objetivo de arrebatarle el sexto puesto. Era parte del plan para la carrera, y le salió bien. Alonso se dio cuenta muy al principio de la prueba de que llegar al final con los neumáticos razonablemente intactos le iba a dar una pequeña ventaja competitiva en caso de estar en el tiempo delta para cazar a su predecesor, fuese Sainz, Leclerc o Gasly que eran los más probables. Por eso, cuando Ocon pidió por radio que le dejasen pasar y los responsables de Alpine le recordaron al asturiano que iba siete décimas más lento y que estaba destrozando las opciones a su compañero, les apuntó lo que quería hacer: «Estoy conservando los neumáticos, ya sé que puedo ir más rápido pero no quiero».

La planificación estratégica de Alonso implicaba encontrarse eventualmente con un Sainz al que no le salió un buen fin de semana. El accidente del sábado (precisamente en el mismo punto donde Alonso tuvo ese susto) no fue un buen anticipo para la carrera, y aunque no le lastró, no pudo hacer nada. El adelantamiento que sufrió por parte de su buen amigo era tan inevitable que ni siquiera intentó taparlo. Llega a ser otro, y quizá se lo piensa.

Este es un factor muy a tener en cuenta. Todos los pilotos son muy conscientes de quién es el otro cuando deben afrontar un rebasamiento, sea dopado con el DRS o en frenada en una curva. El caso más elocuente es el de Verstappen y Hamilton, especialmente después de lo ocurrido en Silverstone. Ambos se tienen más respeto ahora que antes de aquello, dado que se han dado cuenta de que ninguno va a ceder un ápice. A veces ni siquiera se respetan los compañeros de equipo, y en Zandvoort se vieron varios ejemplos. Valga el improperio que soltó Vettel por radio cuando pasó a Stroll en la recta de meta y le hizo un movimiento de trayectoria que podría haber causado un accidente a ambos.

Entre Sainz y Alonso eso no ocurre. Ambos saben que deben remar juntos: el primero porque es consciente de lo que le puede enseñar el segundo y este porque ya ve claro que está en la recta final de su carrera, y nunca se sabe qué aliados va a necesitar en una eventual pelea por su tercer título. La relación de amistad sincera que ambos comparten hace que las peleas en pista sean limpias y justas, algo que no siempre ocurre.

Un ejemplo de ello es cómo se felicitaron mutuamente después de llegar a la meta. No es habitual que dos pilotos de distintos equipos vayan a darse la mano después de que uno le quite una posición (y los puntos que conlleva) en la última vuelta. Es posiblemente una de las sensaciones más desagradables que puede sentir un competidor, pero no cuando son buenos amigos. El respeto y el cariño son la norma básica que tienen ambos, y eso es una gran noticia para la afición española.

Hamilton pierde a su escudero: Bottas ficha por Alfa Romeo y Russell le sustituirá

Después de varios años decepcionantes en los que fue un escudero y poco más, el finlandés deja el equipo campeón para recalar en Alfa Romeo, donde sustituye a su compatriota Kimi Raikkonen Valtteri Bottas ya sabía desde hace tiempo que no iba a seguir ligado a Mercedes mucho tiempo. En el GP de Países Bajos ya dejó entrever un conato de rebeldía cuando casi le quita la vuelta rápida (y el vital punto extra) a Lewis Hamilton, consciente de que apenas 24 horas después iban a anunciar su destino: es nuevo piloto de Alfa Romeo.

El finlandés deja la escuadra campeona con nueve victorias, 54 podios y 17 poles, números que en cualquier otro equipo serían sinónimo de un éxito colosal, pero que en Mercedes empequeñecen hasta el ridículo al lado de lo logrado por Lewis Hamilton en el mismo periodo. Bottas ha sido un número dos desde el primer momento, y ni ha apretado lo suficiente al heptacampeón ni ha dado el 'do' de pecho cuando una escudería rival le ha puesto las cosas difíciles.

Una vez confirmada su salida para firmar un contrato multianual con Alfa Romeo (primera vez en su carrera que no tendrá que estar pendiente de una renovación a final de temporada), Mercedes ya mira hacia adelante.

Su apuesta es George Russell, el gran diamante del automovilismo británico con permiso de Lando Norris. Después de varias temporadas en Williams en las que ha crecido exponencialmente, se convertirá en el eje de futuro de los de Brackley una vez se retire eventualmente Lewis Hamilton. En 2022, el heptacampeón (u octocampeón, si Verstappen no lo evita) comprobará lo que es tener a un joven con ganas y talento a su lado, y no un cómodo escudero que apenas ponía en riesgo su estatus de líder del equipo. Russell puede ser el mejor acicate y el peor rival para Hamilton.