César Antonio Molina señala a la inteligencia artificial como amenaza para la supervivencia

G. N. REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

El escritor César Antonio Molina (A Coruña, 1952).
El escritor César Antonio Molina (A Coruña, 1952). César Quian

El poeta y escritor gallego publica el ensayo «¿Qué hacemos con los humanos»

16 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El poeta y escritor César Antonio Molina (A Coruña, 1952) advierte en su nuevo libro, ¿Qué hacemos con los humanos? (Deusto, 2023), de la amenaza para la supervivencia que suponen la inteligencia artificial y los algoritmos. El libro, matiza, no pretende demonizar la ciencia y la tecnología, sino que trata de señalar los peligros del uso que se hace de ellas y a aquellos que las ponen al servicio de «sus intereses particulares», una tendencia que sustentan, dice, la soberbia científica y el, hasta el momento, incontrolable desarrollo tecnológico en manos privadas desaprensivas. Admite, por supuesto, que la ciencia y las nuevas tecnologías también ofrecen y ofrecerán grandes avances que beneficiarán a la humanidad, pero, como ha ocurrido siempre, detrás de este camino está la lucha entre el bien y el mal.

En una línea paralela a otro ensayo del autor gallego, ¡Qué bello será vivir sin cultura! La cultura como antídoto frente a los peligros de la idiotización (Destino, 2021), en que alertaba sobre la pérdida de espíritu crítico en la sociedad actual, ¿Qué hacemos con los humanos?, explica, quiere ser una llamada de atención para preservar la civilización, la cultura, la democracia y las libertades, para dar herramientas al lector para enfrentar —y sobrevivir— esta brutal revolución tecnológica que está en marcha desde hace ya varias décadas, pero que ha acrecentado su ritmo y su ruido en los últimos años. «El embrutecimiento digital erosiona la democracia con gran eficiencia y vuelve obsoleto todo debate», arguye, para incidir en el empobrecimiento del lenguaje que muestran los medios oficiales, un lenguaje, enfatiza, que se sitúa más en una deriva de confrontación que en el esfuerzo de la conciliación.

En ese ambiente triunfan, razona, las tecnologías que imponen al usuario lo que llama gráficamente «una felicidad pasiva», que favorece que las decisiones fundamentales se adopten entre los mercados. Este marasmo condiciona, prosigue, no solo la vida privada, las ideas, la imagen personal y los sentimientos, sino también la aceptación de la destrucción de la naturaleza, la depredación de las materias primas y la contaminación ambiental. Todo se fía a la conexión a internet, de forma que un gran colapso «casual o provocado» ya ha alcanzado el valor de arma bélica.

El mundo digital es una selva que va a peor, deplora el poeta, y con la inteligencia artificial camina hacia el transhumanismo y el igualitarismo del robot. «Dios ha muerto —proclama César Antonio Molina—, pero también el ser humano, física y espiritualmente. Ya sabremos por qué los sustituye la inteligencia artificial».