Esta tara que tengo

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

A CORUÑA CIUDAD

CESAR QUIAN

15 may 2024 . Actualizado a las 10:55 h.

Mientras el fútbol se ventila entre jeques árabes, fichajes obscenos y jugadores horteras se agradece poseer un gen que te impide conectar con ese universo. Pero si los tifosi no nacen, sino que se hacen, se necesita crecer en un ecosistema determinado para que una camiseta te inspire, para que la tristeza te doblegue cuando tu equipo pierde, para blandir ese semblante de felicidad absoluta que detectas en los hinchas cuando su escuadra va bien. Si has crecido en un universo ajeno a todo eso, casi todo lo que cheira a fútbol te es ajeno, desde la inexplicable programación única en la que convergen todas las radios los domingos de España con locutores que gritan muchísimo, a las mareas con bufanda que avanzan por el hormiguero hacia el campo cuando hay partido.

En general, vives fuera de todo eso e incluso acunas un sentimiento de ventaja que seguro que es una idiotez. Pero en general va todo bien, sin grietas en esa posición. Todo va bien hasta que de pronto olfateas que hay algo que te pierdes, algo que trasciende a lo de siempre y que ese gen que casi siempre agradeces de repente le impide pasearse a la disfrutona que eres. Lo puedes detectar en un bar lejos de casa cuando tipos que no se conocían de pronto conectan y parecen hablar el mismo idioma aunque no compartan una sola palabra y lo localizaste, claro, en esa marea que el domingo se juntó en A Coruña a los que les salía la dicha por los ojos. Tú ya sabes que nunca entenderás lo que les pasa, pero sí que sabes que entre ese grupo de personas fluye algo que te pierdes y te apena que ese gen que normalmente agradeces ahora mismo te esté haciendo la puñeta, porque si te gustan los sentimientos, y los sentimientos a lo bestia, sabes que ahí hay algo que está muy bien. No lo entiendes. Pero lo echas de menos.