Tres alumnas de la Facultade de Belas Artes decoran el refugio que Callejeros Barbanza tiene en la antigua unitaria de Valiño
03 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.¿Qué pintan en Valiño una chica de Curtis, otra de Marín y otra de Santa Comba? Pues, precisamente eso, pintar. Ellas son alumnas de la Facultade de Belas Artes de Pontevedra y en la asignatura de Arte e Espazo Urbano les pidieron «un trabajo en el que teníamos que colaborar con una entidad benéfica para hacer un tipo de creación artística», apunta Elvira Sánchez, que completa el equipo junto a Elena Rama y Raquel Rivera. Por casualidades de la vida, hace unos meses, desde Callejeros Barbanza de Boiro lanzaron una campaña para conseguir ayuda para decorar la fachada del refugio de gatos que tienen en la antigua unitaria de Valiño; y, gracias a la intermediación de terceras personas, se pusieron en contacto con ellas.
«A las tres nos encantan los gatos, todas tenemos uno en casa, así que dijimos: ‘Evidentemente, vamos a hacerlo'», confiesa esta joven de Curtis, que esta semana se vistió el mono de trabajo junto a sus compañeras. Para la elección del diseño tenían varias opciones, pero como les gustaban mucho las obras de Mondrian, decidieron tunear uno de sus cuadros, donde son muy típicas las formas geométricas de muchos colores. Sin embargo, en la fachada del refugio en lugar de cubos, cuadrados o círculos, lo que se están plasmando son unos coloridos mininos.
Elvira Sánchez reconoce que es como un «pequeño guiño al artista en el que jugamos con un puzle con piezas en forma de gatos». Después de varias jornadas de intensa actividad ya tienen todo muy avanzado, gracias también a que la pared «es óptima para realizar un mural, sin ventanas y porque absorbe bien la pintura».
En eso han tenido mucho que ver los voluntarios que colaboran con Callejeros Barbanza, pues dedicaron las últimas semanas a tapar grietas y dejar la superficie lista para poder pintar, según explica la portavoz de la protectora en Boiro, Elena García Blanco. Tiene que agradecer que, desde que el Concello les cedió el local, siempre han contado con la colaboración desinteresada no solo de muchas personas, sino también de empresas, que han querido aportar su granito de arena para ayudar a estos gatos sin hogar. De hecho, para realizar este mural la ayuda les vino de muchos frentes: «El Mundo del Pintor regalounos toda a pintura necesaria, o parque infantil La Jungla pagou ao albanel para preparar as paredes, e Abadía de San Enrique e Pesado Barbanza cedéronnos os andamios», enumera, para luego destacar que muchos vecinos se han acercado a colaborar al comprobar el gran lavado de cara que le están dando a este edificio.
Construcción recuperada
De hecho, durante muchos años este inmueble estuvo abandonado «nunhas condicións deplorables, sen xanelas, cheo de silvas, con restos de botellón. Grazas á xente voluntaria fomos adecentándoo e por dentro xa está bastante ben», explica García Blanco, que calcula que normalmente cuidan allí a unos 40 gatos, pero han llegado a tener picos de 80.
Para ello cuentan con habitaciones con caniles separados, zona de lavandería y desinfección y hasta un pequeño hospital para atender a los animales heridos o enfermos. Además, su objetivo es seguir mejorando el recinto, para lo que ya cuentan con la colaboración de varios jóvenes que quieren decorar con dibujos las paredes interiores del edificio. «Xa nos enviaron varios bosquexos e agora imos elixir os máis axeitados», señala.