Caballitos de mar, nudibranquios, gorgonias o tiburones: los tesoros vivos que esconde la ría de Muros-Noia

María Xosé Blanco Giráldez
m. x. blanco RIBEIRA / LA VOZ

BARBANZA

Xaime Beiro

Están al alcance de cualquiera, basta con tener unas aletas, unas gafas y ganas de dejarse sorprender

20 feb 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La riqueza natural es una de las fortalezas del territorio barbanzano, tanto la que está a la vista como la que permanece semiescondida. Las aguas que bañan la comarca dan cobijo a valiosos tesoros, solo accesibles a los intrépidos que se animan a sumergirse. Muchos de ellos están al alcance de la mayoría, puesto que son visibles a una profundidad a la que se puede llegar buceando a pulmón. Nudibranquios, coloridas gorgonias, todo tipo de crustáceos, una variada carta de peces y hasta tiburones y caballitos de mar campan a sus anchas en los fondos de la ría de Muros-Noia.

Por su singularidad, los caballitos de mar figuran entre las especies más buscadas por los cazadores de este tipo de tesoros submarinos. Y se pueden encontrar incluso cerca de la costa. Xaime Beiro, un muradano que lleva toda su vida dejándose fascinar por la vida submarina, quedó gratamente sorprendido hace unos días, cuando fotografió en Louro una pareja de hipocampos de hocico corto: «Esta especie nunca antes a vira na ría de Muros-Noia». Además, los localizó en la costa de Louro, una zona, según dice, privilegiada: «Estes animais buscan zonas tranquilas e a enseada que fai o monte Louro é moi calma, alí críase case de todo».

Xaime Beiro explica que son dos los tipos de caballitos de mar que ha localizado en la ría muradana, pero advierte que «son raros de ver, o normal é atopalos unha vez ao ano ou dúas como moito». Añade que viven en aguas poco profundas, preferentemente en las praderías de zostera, una planta acuática de color verde que es habitual en la costa barbanzana.

Esta especie vegetal no es especialmente llamativa por su aspecto, pero hay otras que sí lo son. Entre ellas figuran las gorgonias: «Hainas lilas, rosas, amarelas, brancas... de moitas cores», apunta Xaime Beiro. Asegura que viven en zonas rocosas, a unos cinco o seis metros de profundidad, a las que se puede llegar con unas aletas y unas gafas de buceo: «O aspecto destas pedras é moi similar ao dos arrecifes de coral, polo que causan unha gran sorpresa».

Xaime Beiro

Los más pequeños

Por su variado abanico de tonalidades, también son llamativos los nudibranquios, unas hermosas babosas de mar: «Hainos de mil cores nesta ría, pero as primeiras veces custa velos polo seu tamaño, pois os máis pequenos poden medir dous milímetros e os máis grandes, non máis de cinco». Beiro añade que habitan en puntos accesibles, tanto que se pueden llegar a ver en las pozas de la playa cuando baja la marea.

Él lleva una década inmortalizando, a través de fotos y vídeos, toda esta riqueza submarina, por lo que podría pasarse horas enumerando los tesoros que cobijan las aguas de Muros-Noia. Siente una fascinación especial por los pulpos: «Temos moita sorte de que na ría se poidan atopar por todas partes e en gran cantidade». También por las rayas y los tiburones. Sobre estos últimos, señala que los de pequeño tamaño son habituales en el interior de la ría y que incluso tuvo la fortuna de nadar en Louro con un peregrino de unos cinco metros.

Xaime Beiro

Nécoras, centollas, santiaguiños, pintos, maragotas, sargos... y otras muchas especies apreciadas en los fogones también resultan atractivas cuando se mueven por el mar. Para observarlas, Xaime Beiro lanza una recomendación: «A clave está en non quedarse coa imaxe desde arriba, en meterse ata o fondo e mirar en horizontal, como facemos na superficie no noso día a día».

Asegura que para disfrutar de toda esta naturaleza oculta bajo el agua, es suficiente tener gafas y aletas: «En Louro, o 90 % das veces mergúllome a pulmón, porque estou máis cómodo sen equipo. É importante meterse nas zonas escuras». En este sentido, apunta como una de las ventajas de este punto del litoral, la coexistencia de diversos ecosistemas: «Ao redor de monte Louro hai distintas representacións do fondo mariño, pasas de area a argazo, de pedra limpa a rochas cubertas con algas calcáreas de cor violeta...».

De hecho, aunque la pasión de Xaime Beiro es nadar con grandes animales marinos que encuentra en otros mares, asegura que en lo relativo a los pequeños, no cambia Louro por nada: «A diversidade que hai aquí é a que fai esta costa especial».