Los cuatro elementos más abundantes en tu cuerpo son: hidrógeno, oxígeno, carbono y nitrógeno. Un humano está compuesto en un 99% por esos cuatro átomos. Paralelamente, los cuatro elementos activos más abundantes en el universo son: hidrógeno, oxígeno, carbono y nitrógeno. Descubrir esto es descubrir que no eres especial porque no estás compuesto de ingredientes especiales. Lo realmente especial no es descubrir que nosotros habitamos en el universo, sino que el universo habita en nosotros. El universo eres tú. Y tu exmarido también.
La física suele implicar la figura del «observador», ya decía Sagan que «somos el medio para que el universo se conozca a sí mismo». El observar una partícula modifica su comportamiento, la observación es una forma de interacción tan compleja como voyeur. Qué bonita es la ciencia que viene, es la verdadera poesía, demos gracias a Gustavo Adolfo Einstein.
Cada día que pasa tengo menos ganas de morirme y más temo que ese día llegue. He vivido lo suficiente ya como para ver una gran diferencia entre el conocimiento de mi infancia y este de hoy, y eso me ha despertado una enorme y creciente curiosidad por ver cómo será el mundo mañana.
No me lo quiero perder. Me imagino teniendo cuarenta años en 1800 y recapacitando en la cantidad de saber que me habría perdido, me echo a temblar. No es ego, no quiero ser el protagonista de ninguna aventura, solo conservar mi papel de «observador», el hombre que susurra a las partículas. Solo quiero seguir vivo para poder seguir viendo. El querer saber me da ganas de vivir. De vivir para ver.