Toca cambio de temporada en el ropero solidario de Meis, y van ocho

Bea Costa
bea costa MEIS / LA VOZ

MEIS

Martina Miser

Una veintena de familias renovarán esta primavera su armario gratis gracias a las donativos y el trabajo de María e Isabel

20 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Llegó la primavera en O Canto da Escudeira y como si de unos grandes almacenes se tratase toca cambio de stock por cambio de temporada. No es una tienda, aunque lo parece, es el ropero solidario del Concello de Meis creado hace cuatro años con el fin de cubrir las necesidades de ropa y calzado de familias sin recursos. Al principio resultó muy útil la publicidad a través de las redes sociales y del boca a boca para conseguir las donaciones que permiten llenar las estanterías y los percheros, pero hoy las cajas y bolsas llegan en tal cantidad que el espacio se queda pequeño.

La concejala María Sancho se afana estos días en clasificar cientos de prendas para ponerlas a disposición de las familias adscritas al programa de Servizos Sociais y de alguna otra que ya no lo está, pero cuya situación económica sigue siendo precaria. Suman una veintena y todas tienen casa en Meis, dado que, aunque hay demanda de otros municipios, en el Concello no se plantean ampliar el ámbito territorial de este servicio por los problemas de gestión que ello comporta. «Es una pena», reconoce la concejala, porque hay ropa de sobra y la necesidad no entiende de fronteras. Al menos le queda el consuelo de ver como esos vecinos que carecen de recursos económicos para ir de compras sí pueden, al menos, renovar el vestuario de sus hijos. En O Canto da Escudeira hay variedad y calidad para elegir, tanta que llegan primeras marcas; algunas prendas están sin estrenar, en su bolsa y con su etiqueta, y las usadas se preparan de manera que parezcan, si no nuevas, casi.

Se descarta todo el género que no cumpla con unos requisitos mínimos, de modo que la ropa rota y descosida, el calzado estropeado o los bolsos castigados por el uso se van para el cajón del reciclaje. El resto se clasifica y ordena para llevarlo a la lavandería de Mosteiro y después pasa por la sala de la plancha de la que se encarga Isabel, la trabajadora municipal que ayuda a María Sancho en esta suerte de tienda de segunda mano en la que nada se compra y se vende y se evita a toda costa cualquier señal de beneficencia. La precariedad económica pueden conllevar un estigma de modo que en O Canto da Escudeira se garantiza la privacidad e incluso se llega a poner etiqueta a la ropa para que los más pequeños se vayan con la ilusión de estrenar cazadora nueva.

El proyecto está más que consolidado y el objetivo marcado hace cuatro años, cumplido, aunque eso no quiere decir que no haya tarea por delante. Cada otoño y primavera toca cambio en el ropero, y van ocho. María e Isabel empezaron la semana pasada a abrir cajas y tienen todavía trabajo por delante hasta mayo, momento en el que las familias serán citadas para elegir lo que más les convenga. Hay para todos los gustos: ropa para bebé, infantil y para adulto así como vestidos de ceremonia, corbatas y todo tipo complementos. Lo que más se demanda es calzado, sobre todo para esos niños que no dejan de crecer año a año, y se agradece también mucho la ropa de cama, tanto sábanas como mantas. Lo cuenta María mientras dobla unas camisetas con la habilidad que le proporciona haber trabajado en una importante cadena textil. La política ha hecho posible que ahora cuide la ropa para quienes no pueden pagarla y la satisfacción personal por ello es plena, explica.