El debate sobre O Con despierta en Vilagarcía el fantasma de unas pérdidas de 26 millones de euros

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ//

AROUSA

VÍTOR MEJUTO

Frente al elevado precio que la capital arousana pagó en las inundaciones del 2006, la concesión de la nave que cubre la desembocadura del río solo reportaría al Puerto 300.000 euros

03 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la Real Federación Galega de Vela consigue convencer a la Autoridad Portuaria de las bondades de su proyecto para hacerse con las instalaciones, la desembocadura del río de O Con permanecerá obstaculizada por la antigua nave de Ramón Moral hasta el 2029. Si en algo han coincidido los técnicos de Augas de Galicia —tanto en tiempos del bipartito PSOE-BNG, que diseñó el plan de blindaje de Vilagarcía contra las inundaciones, como tras el regreso del PP al Gobierno de la Xunta, en el 2009— es que mantener la salida del cauce en las condiciones en las que está equivale a jugarse a los dados la protección de la ciudad frente a las riadas. El propio ente autonómico insistió en el 2016, cuando se cumplía el décimo aniversario de aquel catastrófico mes de noviembre, en que, pese a las actuaciones ejecutadas, la sección de desagüe seguía siendo insuficiente. Y no ha cambiado.

El debate que se acaba de reabrir en la capital arousana despierta fantasmas del pasado reciente, y lo hace por buenas razones. Únicamente atendiendo a las consecuencias económicas de aquella noche, las cifras estremecen. El Consorcio de Compensación de Seguros, que se hizo cargo de buena parte de los daños, calculó su importe en 26 millones de euros, cuyo 92,4 % se había pagado en el verano del 2007. A esta cantidad se unen las ayudas estatales y autonómicas, que pusieron sobre la mesa otros 770.443 euros para paliar los efectos devastadores de las riadas. Frente a tan elevado precio, las perspectivas de ingresos que la concesión a la Federación de Vela reportaría a la Autoridad Portuaria se revelan ínfimas: en el mejor de los casos trescientos mil euros, a razón de veinte mil euros anuales durante quince años.

Una diferencia aun mayor

La astronómica diferencia entre las cifras es, en realidad, todavía mayor, puesto que el valor del euro hoy no es el mismo que en el 2006, cuando el consorcio valoró los daños del agua. Esos 26 millones equivalen, 18 años más tarde, a 37 millones de euros.

Más allá de lo crematístico se encuentra todo el sufrimiento y los quebraderos de cabeza que desencadenaron las inundaciones. Más de un centenar de negocios afectados por aquella brutal riada y 4.585 reclamaciones, la mitad de ellas generadas por los automóviles que el agua de O Con engulló en su paseo destructor por el centro de la ciudad.

Aunque la desembocadura no se ha tocado, en los 18 años transcurridos desde entonces sí se han hecho cosas. Augas de Galicia ejecutó la primera fase del acondicionamiento de O Con: 2,3 millones de euros invertidos en el dragado del cauce urbano, la creación de un canal de aguas bajas, la reparación de los muros laterales golpeados por las inundaciones y la limpieza del curso superior del río. También transformó y modernizó el embalse de Castroagudín gracias a otros 1,7 millones, sufragados en su mayor parte con fondos europeos.

La segunda fase planteaba ampliar el canal urbano para dotarlo de un ancho de catorce metros —una propuesta radical que nadie asumió— y sustituir todos los puentes desde Ramón Cabanillas hasta el mar. Salvo las estructuras de obra que salvan la propia Cabanillas y Doutor Tourón, y el histórico puente de piedra de Vista Alegre, el resto de los viaductos, de carácter peatonal, sí han sido cambiados.

El caballo de batalla es, en definitiva, la concesión que cubre la desembocadura. Son 1.800 metros cuadrados, la mitad de ellos edificados, que apenas dejan un margen de setenta centímetros para que el agua evacúe en pleamar. En aquella jornada fatal, el 27 de noviembre del 2006, sobre Vilagarcía se desplomaron 91 litros de lluvia por metro cuadrado en solo ocho horas. La pregunta es si, en un contexto de precipitaciones cada vez más concentradas, el riesgo de dejar las cosas como están resulta asumible.

Martina Miser

La nave de la discordia. Por ahora, la Federación de Vela dispone de autorización para ocupar la antigua concesión durante un año. El relleno sobre el que se levanta apenas deja un margen de 70 centímetros para que el agua evacúe en pleamar. Algo que resultó fatal en las riadas que anegaron Vilagarcía el 27 de noviembre del 2006.