La Europa que pedalea

Juan Oliver

INTERNACIONAL

Solo tres ciudades españolas se comprometen con una iniciativa para hacer de la bici una alternativa real de transporte urbano

12 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Un 40% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero y un 70% de la polución causada por otros contaminantes derivados del transporte por carretera en la UE se generan en los desplazamientos cortos en las ciudades. Un coste medioambiental exagerado e inútil, porque, según la Comisión Europea, casi la mitad de todos los trayectos que los europeos hacen en coche tienen menos de cinco kilómetros de largo.

Si se tiene en cuenta que la velocidad media en el centro de las grandes urbes ronda los 11 o 12 kilómetros por hora, cabe preguntarse de qué sirve ese colapso crónico, ruidoso y contaminante en el que se ha transformado la circulación urbana en la UE, y que afecta seria y diariamente al bienestar espiritual y a la salud física de millones de personas y al entorno ambiental en el que habitan. Los atascos se complican año tras año, y provocan pérdidas que el Ejecutivo comunitario calcula en más de 100.000 millones de euros anuales, cerca del 1% del PIB europeo. ¿De verdad hacen falta cuatro cilindros en uve para ir a comprar el periódico?

Veinticinco ciudades de toda la UE han firmado la Carta de Bruselas, un documento impulsado por numerosas asociaciones que pretende hacer de la bici una alternativa real de transporte urbano. En España, solo Madrid, Sevilla y Valencia se han adherido a la iniciativa.

Seguro y limpio

La bici no contamina, no hace ruido y no provoca atascos, su mantenimiento es sencillo y barato, su uso contribuye a mejorar la forma física y no exige que le llenen el depósito todas las semanas.

Además, es uno de los métodos de transporte más seguros, y lo sería más con infraestructuras más seguras que evitaran la convivencia de los ciclistas con la circulación rodada a motor. Según las estadísticas, los accidentes de bicicleta solo son graves cuando también están implicados los coches.

«Tenemos que promover el uso de la bicicleta, que nos ofrece una alternativa de cero emisiones para el transporte en nuestras ciudades. Puede ser una forma efectiva, saludable y divertida de desplazarse, pero es crucial que nos aseguremos de que también es segura», dice Antonio Tajani, vicepresidente de la Comisión Europea y responsable de Transportes.

Su compañero Slim Kallas, a cargo de la cartera de Administración, asegura que un 20% de los funcionarios de la Comisión que viven en Bruselas van a trabajar en bici, y presume de que su departamento ha puesto a su disposición 300 bicicletas de uso compartido, con las que en el año 2008 se hicieron cerca de 27.000 trayectos.

A través de los fondos estructurales y de cohesión, el Ejecutivo comunitario también prevé invertir 600 millones de euros en carriles bici en el período 2007-2013 en toda la UE. Una cantidad de dinero considerable, sí, aunque una verdadera minucia si se compara con lo que la Unión dedicará en ese mismo plazo a construir y modernizar autopistas, autovías y carreteras, o a sacar a la industria del automóvil de la crisis.

En los Países Bajos, Dinamarca, Suecia, Finlandia y el norte de Bélgica, la bicicleta ya es el método de transporte más utilizado, y hay empresas y ayuntamientos que priman y fomentan su uso incluso con subvenciones.

Ejemplo

Los firmantes de la Carta de Bruselas quieren que ese ejemplo cunda en el resto de países con medidas específicas, para alcanzar objetivos concretos en plazos concretos: reducir a la mitad las muertes de ciclistas de aquí al año 2020; lograr que un 15% de los desplazamientos urbanos se realicen en bici; construir aparcamientos cómodos, céntricos y seguros; mejorar la vigilancia policial para evitar los robos; promocionar el uso de la bicicleta en la escuela y en los centros de trabajo... Si usted cree que su ciudad también debería comprometerse con la iniciativa, no dude en exigir a su alcalde que se sume a ella. En www.velo-city2009.com le informarán de cómo puede intentarlo.