Urgen franjas de protección entre cultivos y casas para frenar la plaga de moscas en Tomiño

Monica Torres
mónica torres TOMIÑO / LA VOZ

TOMIÑO

Mónica Torres

Los vecinos de Carregal temen que se contamine el agua

07 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Los vecinos de Carregal afectados por la plaga de las moscas reclaman franjas de protección entre los cultivos y las viviendas. Los presidentes de la asociación de vecinos y de la comunidad de aguas, Isaac Acuña y Mónica Otero, respectivamente, comparecieron ayer para mostrar la preocupación de los habitantes de este barrio de Tomiño «en el que antes daba gusto vivir». Advierten sobre el «impacto físico y emocional que están sufriendo los afectados» y exigen a las administraciones públicas «que garanticen la salud por encima de todo».

Sobre las causas de la plaga, trasladan la información que les transmitieron en el encuentro que mantuvieron con el Concello en el que estuvieron miembros de la Universidade de Vigo y técnicos de la Xunta. «Nos dijeron que es por el cambio climático y por las consecuencias de la multiplicación de los cultivos, muchos de ellos en zona urbana», indican. El incremento de hectáreas en producción, no solo de viñedos sino de kiwis o aguacates, «hace que haya casas rodeadas de plantaciones con los consiguientes riegos, como los de los productos fitosanitarios que se emplean».

Al haberse disparado la superficie de los cultivos, apuntan, se produce un acúmulo de circunstancias que favorece la proliferación de moscas. «Carregal es además un barrio muy llano y se ha hecho una gran deforestación, por lo que el agua queda estancada y además hay malas prácticas a la hora de abonar los campos», indican los portavoces vecinales.

Se refieren a que se saca el abono fresco de un gallinero industrial y se extiende por superficies muy amplias de hasta 70.000 metros cuadrados « y eso es una cama perfecta para la cría de las larvas de las moscas», advierten.

«El problema es que hay una normativa laxa. Los productores tampoco están incumpliendo la Ley, pero hace falta un poco de sentido común», insisten. Reclaman que se establezca una normativa que regule la convivencia entre los vecinos y los productores, «porque no se dejan perímetros de seguridad en torno a barrios, casas o zonas urbanas ni en torno a acuíferos ni zona de reserva para los depredadores de las moscas». «Son pues varias las causas, incluyendo las malas prácticas de los productores y la normativa excesivamente laxa que deja la actuación a su voluntad. Solo hay un manual de buenas prácticas y tampoco se sanciona a quien no las cumple porque no se puede».

Afirman que hace unas semanas se denunció una plantación que había cogido toneladas de abono fresco y lo extendió por la propiedad. «El Seprona vino y levantó el atestado pero nos dice que da lo mismo, que esa persona no va a tener una sanción porque no hay una normativa que especifique cuántos metros de abono han de emplearse por metro cuadrado o cómo ha de hacerse», indican. Insisten en que no pueden hacer nada «porque nos encontramos con la falta de legislación». Destacan que su mayor temor es lo que no se ve. «Lo que más nos preocupa es el uso de los herbicidas, pesticidas fungicidas y plaguicidas. Nos preocupa mucho el agua, porque el día que se contamine ya no va a haber marcha atrás», sostienen. Y lo dicen justo al lado del depósito de aguas de Carregal. «Antes, este depósito de la comunidad de vecinos que lleva cuarenta años en el mismo sitio, estaba rodeado de bosque y ahora se nos ha metido la plantación en la puerta», afirman.

En octubre del 2022 presentaron más de 200 firmas en el Concello pidiendo que no dejaran seguir plantando en zonas urbanas del pueblo, «porque ya no se hace en las afuera si no que se hace al lado de las casas sin ningún tipo de protección». Los portavoces de los afectados indican que en la reunión de la semana pasada insistieron en pedir «una legislación que asegure la convivencia entre residentes y productores así como la salud de los vecinos». Reclaman franjas de protección que separen las viviendas, acuíferos y manantiales de los cultivos y que actúen todas las administraciones de manera conjunta para buscar una solución. Además de las zonas de servidumbre, piden que se acabe con las «talas indiscriminadas» y que se recuperen los entornos en los que habitaban los depredadores naturales de las moscas.

Hay vecinos que se están pensando en irse del pueblo y negocios que lo están pasando mal.